La mojigata me ayudó a solucionar el problema
Fecha: 25/03/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: chicochica, Fuente: SexoSinTabues
... hora de ir a casa y no tuvo mayor remedio que separarse de tan sabroso manjar Hubo una breve pausa para retomar el aliento, bueno eso hizo él, ella se dedicó a observar y se dio cuenta que la erección no había desaparecido. - Entonces - dijo él, como tratando de romper el hielo - ¿en verdad es la primera vez que...? - Sí - ella se apresuró a contestar - Pero si eres bien putilla - ¡No, yo no soy eso!... y no me gusta que me digas así, nada más mi novio me toca y solo a veces - Tu tan puta y el tan tonto que no aprovecha - ¡Ya deja de llamarme así! - De acuerdo, no eres puta - Eso está mejor - las cosas parecían tranquilizarse - Pero... - había que echarle más leña al fuego - ¿no vas a querer que te robe tu virginidad, cogiéndote, pero bien cogida? - ¡Ay, bueno!... ¡sí soy puta!.. ¿y qué? Con gran habilidad, el rubio le quitó la pantaleta, enrolló la falda en la cintura y cargó a la mojigata para abrirla de piernas y montarla sobre él. A partir de ahí, ella solo jadeaba y disfrutaba de lo que le hacían, en cuanto sus labios inferiores se abrieron para recibir el palpitante pene que se introdujo completamente en su vagina, sin problema, sin dolor, pero con inmenso placer. Estela se quedó sentada un momento, disfrutando como su cuerpo se adaptaba perfectamente a ese, su primer intruso; nuevamente su instinto fue quien le sugirió lo que debía hacer: ¡Cabalgar!... primero lento, como si quisiera que el ojo del glande hiciera un recorrido turístico, reconociendo cada húmedo ...
... centímetro de su interior y arrebatándole suspiros cada que lo introducía completamente. Poco a poco aumentó la velocidad de la cabalgata y no tardó en tener el primer orgasmo ¡DE SU VIDA!, lo disfrutó mucho y aceleró sus movimientos; realmente parecía estar montada sobre uno de esos toros mecánicos de rodeo: subía y bajaba velozmente, una mano al aire para mantener el equilibrio y la otra en la cabellera del tipo que, dicho sea de paso, chupaba sus pezones con singular alegría y la tenía tomada por las nalgas, como para evitar que se le escapara. - ¡Ahhhh, sí... sí... sí... ahhhh! - Estela había alcanzado otro orgasmo El ágil güerito recostó a su putita, le levantó las piernas, colocando los tobillos sobre sus hombros y desde ahí la penetró, tomándola por las manos para evitar que sus cuerpos se separaran y tratando de seguir el ritmo que tenían cuando ella llevaba las riendas. Ahí apareció otro orgasmo... ¿o fueron dos? Después se separaron, Estela estaba poniendo cara de tristeza, la hizo hincarse sobre el asiento, más bien, la puso en cuatro y así le demostró como se hace "de perrito". De una sola estocada le volvió a meter el pene dentro de la vagina, la chica estaba feliz otra vez. Las cosas se tornaron un poco salvajes, porque el rubio le apretaba y pellizcaba los senos, le propinaba alguna nalgada o la jalaba del cabello como si de una hembra equina se tratara; sobra decir que a ella no le importaba, disfrutaba tanto la desvirgada que no pensaba, solo disfrutaba, jadeaba y ...