Martina -3 - Relatos Eróticos

Martina -3

... consolador...vi que Marta estaba cerca de correrse...me lo dijo…

-”¡¡¡Ay mi vida, que me corro, que me corro!!!”

Eso terminó de excitarme y sentí algo que no había sentido en mi vida…

-”¡¡Yo también mi amor….qué maravilla!!”…

Y no se como paso, pero casi a la vez, arqueamos el cuerpo hacia atrás y nos corrimos a la vez...el semen de una alcanzó el vientre de la otra...estuvimos unos segundos quietas con el dildo clavado en nosotras y lo sacamos lentamente….nuestro instinto nos dijo qué debíamos hacer, así que en silencio nos pusimos en posición de 69 para limpiarnos la polla y pasar la lengua por donde nos había alcanzado el semen de la otra...así estuvimos como drogadas, en silencio...como diez minutos...Volvimos a morrearnos con lengua y volvimos a la ducha de nuevo, pero esta vez hablando solo con las miradas...nos habíamos descubierto la una a la otra de una forma que el día anterior ni hubiésemos pensado.

-”Marta...Te quiero…”

Marta me miró y me dijo:

“Puta, has hecho que yo sienta lo mismo…”

-”Me gusta que me llames puta, mi amor”…

-”Es lo que eres...puedes serlo más...es un pozo sin fondo”

-”Podemos probar, cielo...¿Me enseñas?…”

-”Poco a poco...a ver que tal se te da con un par de negros a la vez”

Y se echó a reír.

Antes de vestirnos, dijimos adiós a toda mi ropa de hombre excepto una corbata que me recordaba una cosa en mi niñez que me hizo darme cuenta de mi condición...no pasaba nada si la consevaba.

Con todo y con eso ...

... ella eligió mi ropa y me ayudó a maquillarme para la ocasión, nada exagerado, pero labjos rojos y azul para los parpados, también pestañas postizas, ya no me daba miedo salir a la calle...después de todo lo que había hecho esa mañana…

Algo sencillo, la mañana era soleada, un vestido de colorines tirantes hasta medio muslo. Para hacer algo de “pecho”, usamos unos postizos de silicona que yo tenía...no se notaba porque el vestido no dejaba ver el escote, que era cuadrado cerca del cuello.

Unas medias al muslo apretaditas para que no se bajasen, de color negro, de red fina, y unos tacones de 12 cm de un color como los del vestido, para hacer juego. Uñas y labios rojos y pendientes de aro, como aún no me había crecido el pelo lo suficiente, Marta me prestó una peluca de las suyas, de media melena hasta los hombros que me sentaba bien, castaña tirando a rubia.

Para cubrirme, Marta me dejó una rebequita de lana de angora hasta mas abajo del pecho.

Cogimos todo lo que había que coger las llaves del coche, el bolso...todo.

Cuando salimos de la casa, intenté llamar al ascensor que me llevaba al garaje, pero Marta dijo que no, que bajaríamos andando y que daríamos una vuelta a la manzana antes de ir a buscar el coche.

Habíamos quedado en que pasarían por casa a recoger las cajas y llevarlas al trastero de alquiler donde ya avisaríamos…

De modo que salí a la calle por primera vez vestida de mujer...No pensaba yo que iba a estar tan segura de mi misma, pero la verdad es ...