1. Corrida sin consentimiento en el bosque - PARTE II


    Fecha: 12/03/2025, Categorías: Gays Autor: TheGreenBananas, Fuente: TodoRelatos

    Esa es la segunda parte del relato. Os invito a leer la primera para seguir la historia a la perfección. Y si ya la habéis leído espero que disfrutéis igual que yo está.
    
    Me desperté una hora antes de lo previsto, el contacto del cuerpo de Héctor con el mío rodeados por el saco de dormir hizo que se fuera acumulando el calor durante toda la noche. El me abrazaba, y mi espalda sudorosa se pegaba con sus abdominales. Seguía dormido, lo supe porque su respiración continua seguía soplando en mi nuca como antes de dormirnos.
    
    Acalorado, intente librarme del saco sin despertarlo, deslice la cremallera y note el frio del exterior. Intuí que nos esperaba un día radiante de sol, ya que los rayos mañaneros se colaban entre las ramas de los árboles proyectando sombra en la tela de la tienda de campaña.
    
    La luz me permitió observar a Héctor, y al estar dormido podía observarlo durante todo el tiempo que quisiera, cuanto había deseado ese momento. Mi mirada lo poseía y el estaba mas indefenso que nunca. Empecé un análisis exhaustivo con el objetivo de quedarme con todos los detalles de esa imagen, no sabía si se volvería a dar una situación semejante.
    
    Empecé por sus pies, por desgracia cubiertos por los calcetines, sin embargo, no evitaron el instinto de acercar mi nariz y restregarla de arriba abajo para disfrutar desde cerca esa fragancia tan especial. Aun era demasiado pronto para despertarlo. Seguí subiendo la mirada, sus grandes piernas doblaban el tamaño de las mías, eran ...
    ... enormes, peludas y como ya había podido observar sus músculos estaban perfectamente definidos. De repente un espasmo hizo moverlo con brusquedad, sus músculos se tensaron, pero no se despertó. Su cara, a pesar de sus afiladas facciones, ahora lucia amigable, una barba de dos días cubría su barbilla, que le daba un aspecto sucio y varonil. En su pecho, depilado hacia unas semanas, seguramente porque era lo que le permitía mostrar la definición de sus pectorales a las chicas con las que ligaba en la discoteca, ahora también crecían pelos.
    
    Seguí el recorrido de la mirada, como las gotas de sudor que le resbalaban cuando caminábamos durante el día, sus abdominales iban marcándose agitados sutilmente por la respiración. Entonces el ombligo, donde empezaba esa línea de pelo, que como un camino me guiaba a lo que más deseaba de él, y que la noche anterior no me había dejado agarrar. Sus pantalones apretados marcaban a la perfección su pene. Ahora reposado y tranquilo, pero eso no hacia que disminuyera de tamaño. Era grande, pero sobre todo destacaba sus testículos, grandes y eficaces, y que producían la leche que la noche anterior me había forzado a tragar de su mano, pero que ahora aceptaría a cambio de lo que quisiera.
    
    Mi pene fue endureciéndose, se llenó de sangre haciéndole palpitar. Poco a poco iba perdiendo el control y mis ganas de acercarme cada vez eran mayores. Con sigilo, para no despertar a la bestia, baje mi cabeza hacia los pies. Una zona menos delicada pero que ...
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