1. El rancho


    Fecha: 24/03/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: LeslieUnik, Fuente: CuentoRelatos

    ... cama. Sin embargo, la falta de práctica comenzó a hacer mella en mi desempeño.
    
    Sorpresivamente sentí una leve punzada en mi dorsal izquierdo; si no fuese por las endorfinas que invadían mi torrente sanguíneo hubiese parado. Pero el placer era tanto que hice lo que cualquier hombre haría en mi posición: apreté los dientes y seguí complaciendo a mi novia con el subir y bajar de mi cadera.
    
    —¡Así!… ¡Así!… ¡Cógeme duro! —exclamó Leslie levantando la vista hacia arriba, ausentándose de la habitación para dedicarse a gozar con la ‘cabalgata’ que estaba realizando— ¡Cógeme bien duro!
    
    “¡Una verdadera amazona!”, no pude evitar pensar al observar como sus hermosos y voluptuosos senos rebotaban alegremente como un par de globos que se blanden en la mano de un infante. Sólo que éste par de globos no eran del insípido hule, sino rosados, jugosos y de carne.
    
    Cuanto deseaba poner mis labios en sus rosados pezones e intentar inflar un poco más aquellos enormes globos. Pero no, eso tendría que esperar para otra ocasión, ésta era la fantasía de mi novia; la de sentirse como una vaquera que domó el más salvaje de los potros en la zona.
    
    No importaba que la inicialmente leve punzada se hubiera transformado en una ardiente daga que se incrustaba en mi espalda. Valiente ignoré el dolor y, sacando ...
    ... fuerzas de flaqueza, aumenté la amplitud de mis empujes levantando mi cadera lo más alto que pude para inmediatamente después dejarme caer bruscamente y así clavar mi miembro más profundo gracias a la inercia de su peso.
    
    —¡Mierda! —exclamó ella al sentir como la estaca en su entrepierna se clavaba sin piedad; mordiéndose el labio para aclarar la sensaciones que su cuerpo experimentaba, al estar confundida entre el placer y el dolor al que estaba siendo sometida.
    
    Yo sonreí, pues ese gesto era la señal de que Leslie estaba pronta a alcanzar el orgasmo; por lo que procedí a repetir mis empujes experimentando mi propia confusión un par de series hasta que ambos alcanzamos el clímax casi al mismo tiempo.
    
    —¡Mierda! —exclamamos al unísono al tiempo en que una descarga de endorfinas se liberaba en nuestra sangre.
    
    Leslie se deslizó de sobre mi cadera para terminar recostada a mi lado sobre la cama, sin siquiera haber removido el elegante edredón sobre ésta. Visiblemente excitados y satisfechos por nuestra primera sesión de sexo de ese fin de semana.
    
    Sólo el sudor en nuestros cuerpos nos hizo notar la escasa circulación del aire en nuestra habitación; pues aparentemente el sistema de aire acondicionado había sido desactivado para reducir los costos provocados por la falta de visitantes. 
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