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El rancho
Fecha: 24/03/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: LeslieUnik, Fuente: CuentoRelatos
... que aún guardo su contacto. De igual manera en la intimidad de nuestra alcoba Leslie era igual de aventurera y no solía negarse a nada; lo cual era genial, excepto por el detalle que ella exigía ser pagada de forma recíproca después de cumplir mis fantasías. En ocasiones me arrepiento de haberle pedido sexo anal... otras no tanto. Sentándose sobre mí Leslie se transformó en el ser insaciable que conocía, comenzando a despojarse de su ropa como desesperada; como sí un ente extraño la hubiera poseído obligándola a saciar su libido a través de mí. Lo cual me resultaba sorpresivo pues la noche anterior habíamos tenido sexo. Para mí era obvio lo que sucedía; la conversación con el joven mozo la había excitado. En segundos nuestra ropa voló por la habitación mientras nuestros cuerpos desnudos se fundían en uno solo al revolcarnos en la cama; desatando toda la pasión acumulada durante el largo período de confinamiento en lo que mutuamente arañábamos nuestras espaldas. Daba la impresión de que no nos habíamos visto en meses; quizás realmente así era. Tomando la iniciativa Leslie se sentó en mi cadera y sujetando mi ahora duro miembro en sus manos, lo introdujo lentamente en su tibio y húmedo sexo. Introduciéndolo de a poco en su vagina lo masajeaba con las contracciones de ésta a medida que mi pene se abría paso en su interior. —¡Mierda! —exclamé al sentir como penetraba a mi novia casi por completo. Ella sonrió al escuchar mi lamento; pero lejos de compadecerse ...
... soltó una ligera bofetada en mi vientre como preludio de lo que estaba por ocurrir. Apoyada en sus rodillas, repentinamente mi novia comenzó a elevar y bajar su cuerpo sobre mi cadera. Aprisionando mi miembro cada vez que subía para tirar de él cruelmente por unos segundos, apretujándolo con sus labios vaginales, antes de dejarse caer sobre mí para que éste pudiera llegar más profundamente dentro de ella. ¡Leslie me estaba cabalgando como si yo fuera un animal de carga, un caballo! Quizás esto debería agradecérselo al chico que minutos antes había salido por la puerta. —¡Arre, cabrón! —gritó mi novia sacando su lado vaquero; retándome a soportar la tortura que me infringía hasta que ella quedara satisfecha. Lejos de acobardarme acepté su desafío con valor y apoyándome en mis piernas y los músculos de mi espalda comencé a hacer empujes de cadera con el peso de mi novia justo encima de mi pelvis. No perdiendo la oportunidad de bramar en varias ocasiones simulando ser un potro salvaje. —¡Eso cabrón, así me gusta! —exclamó mi novia en voz alta, sin detenerse a pensar que sus gritos podían ser escuchados por algún otro huésped, pues era casi medio día, complacida por la frecuencia con que la hacía subir y bajar con mi miembro bien clavado en su vagina. Gracias al cielo esta rutina de gimnasio era de mis favoritas (levantando hasta 80 kg sobre mi cadera); pues es bien sabido que no sólo tonifican los glúteos, sino también te preparan para satisfacer a tu pareja en la ...