Trío con mi esposo y el caleño - Relatos Eróticos

Trío con mi esposo y el caleño

... le dije al oído: quiero que me hagas el amor, junto con mi esposo, él ya aceptó esto, ¿quieres participar o te quieres ir?

El caleño miró a mi esposo como incrédulo, mi esposo le dijo, bienvenido, mi esposa te quiere tener en nuestra cama por una sola noche y será un secreto entre los tres, nuestra amistad de amigos y compañeros de trabajo sigue intacta. El caleño parece que se estaba haciendo el pendejo como si no nos hubiera escuchado la conversación con mi esposo o no me hubiera visto sin calzones.

Ante la aprobación de mi esposo el caleño preguntó: ¿en serio me eligieron para esto?, me hubieran avisado, creí que era algo diferente esta reunión. Mi esposo volvió a aclararle el alcance de nuestro pacto.

El caleño sonrió, aceptando las condiciones, me volví a sentar en las piernas del caleño para apretar su bulto y sentir su enorme y hermosa verga de 25 centímetros de larga, me abrazó por la cintura, subí la mini para que no me incomodara, nos besamos con el caleño ante los ojos de mi esposo que seguía sentado sin hacer ni decir nada más, la iniciativa de esos besos la tomé por mi cuenta y riesgo, lo hice para probarlo, para desquitarme también, ahora quería dar más atención al caleño que a mi esposo, tal como lo hizo él con Sara.

Me di la vuelta y me volví a sentar en las piernas del caleño dándole la espalda, el caleño me rodeó con sus brazos, estiré mis manos para alcanzar a mi esposo y que se acercara a mí para que me besara. Se levantó como indeciso o ...

... perezoso, me dio un beso apasionado en la boca y se volvió a sentar en su silla, el caleño ya tenía sus brazos rodeando mi cintura subiendo tímidamente para apretar con suavidad mis teticas, en mis nalgas sentía el bulto de su verga bien templada, esperando el momento de ser puesta en acción dentro de mi cueva vaginal o anal, la que él eligiera.

Con mis manos agarré una mano del caleño y la llevé hasta mi entre-pierna haciendo que sus dedos rosaran mis labios vaginales, el caleño sacó su mano rápidamente, incrédulo todavía, es lógico jamás se esperaba eso, él esperaba era una escena de celos, un reclamo o algo parecido.

Me levanté y volví a besar a mi esposo, él aún no entendía o jamás pensó que esa noche vería a su esposa putiando en su propia nariz, yo no daría vuelta atrás, así como acepté a Sara en nuestra cama, ahora el caleño ocuparía ese puesto, pero mis hombres estaban indecisos.

Cogí una de las manos de mi esposo y largué mi mano para coger otra mano del caleño, les dije, esta noche quiero que me hagan el amor, que me regalen una noche inolvidable, que saquen lo mejor de sus hombrías, si alguno quiere no participar lo entenderé y puede salir del juego, será una sola noche, sin reparos ni reclamos, seremos como tres desconocidos, ustedes deciden si le ponen interés o la paramos aquí.

Ante mi reclamo un tanto justificado, mi esposo se levantó, me abrazó y me besó apasionado, sus brazos rodearon mi cintura, levantaron la mini y mis nalgas quedaron expuestas al ...