El nuevo maestro del pueblo (5)
Fecha: 16/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... pareció distinguir a una de las mujeres del pueblo una de las veces, aunque no lo puedo asegurar. Mis relaciones con la gente de aquí son escasas.
- Y que más pasó? – pregunté cada vez más intrigado.
- Aquello me gustó, la verdad es que me sentía protegida con esas máscaras y cada vez me desinhibía más. Me relacioné con más hombres, pero no avanzaba sexualmente, era como si cada vez que me acostaba con alguien me quedara con ganas de más, y esperaba ansiosa la siguiente cita.
Otro corto silencio y otro largo trago. Por su cara supuse que llegaba el momento difícil.
- Hasta que llegó uno que me sacó todos los deseos que guardaba en lo más recóndito de mi mente. Aquello fue algo que superó todas mis expectativas sexuales, pero me ofreció más, cosas que según él me llevarían al límite de mis deseos. Acepté y me llevó a una habitación algo siniestra. Había armas antiguas colgadas en las paredes y cadenas que se descolgaban del techo con grilletes al final de ellas.
De repente recordé haber visto esa habitación en la pantalla del pequeño salón, una más de las que Genoveva tenía capturadas con cámara. La intriga me recomía cada vez más, y esperaba con ansiedad cada frase.
- Me mostró la habitación explicándome la época de cada una de las armas, y aclarándome que ahora tan solo eran decorativas. Volvió a preguntarme que si quería experimentar más sensaciones sexuales y en ese momento no dudé en decir que sí. Entonces señaló las cadenas que colgaban del techo con ...
... grilletes, y me dijo que si estaba dispuesta a dejarme que me atase con ellas. Dude unos instantes, pero insistió en que experimentaría cosas diferentes atada a esas cadenas y con los ojos vendados.
Yo ya estaba que me salía imaginando lo que podía suceder. Sentía su cuerpo caliente sobre el mío y acariciaba su espalda y su redondito culo con el deseo desbocado de nuevo. Su aliento al hablar sobre mi boca alentaba mis instintos más depredadores, y las ganas de follármela de nuevo avanzaban como una tormenta imparable.
- Finalmente accedí con cierto temor, y después de sujetar mis muñecas con los grilletes y vendarme los ojos con un pañuelo, comencé a sentir sus manos y su lengua por todo mi cuerpo desnudo. Esos primeros minutos fueron deliciosos, nunca me había sentido atada sin poder hacer nada mientras alguien me excitaba lamiéndome, besándome y tocándome por todos lados. Mi excitación llego a un punto culminante cuando sentí como me follaba jadeando sobre mi boca. Esa sensación de sentir sin ver, y sin poder tocar, era un paso más a la lujuria que avanzaba imparable por mi cuerpo.
Su forma de describirlo me hacía vivirlo, como si la estuviese observando en ese momento. Paró un instante para coger mi polla que estaba como una piedra y colocarla entre sus muslos abiertos dejando el capullo en el inicio de su raja. Creo que se había calentado ella misma recordándolo, y quería disfrutar con esa ligera penetración.
- Tengo que reconocer que fue algo brutal y disfruté ...