El nuevo maestro del pueblo (5)
Fecha: 16/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... cara debía de ser un poema porque cuando me miro con los ojos casi desorbitados sonrió entre los jadeos agitados que no podía sofocar. No me atrevía a decir nada, tan solo la miraba sin entender esa sonrisa ligeramente felina.
- Te agradezco... que hayas... parado... - pudo articular – y perdona… por llamarte… cabron. – intento sonreír entre su agitada respiración.
- Si me pides que pare... pues paro, y lo de “cabron”, no me importa. Durante el sexo esas cosas se admiten. - contesté sin entenderla realmente.
- No siempre es así. Quiero contarte algo para que me entiendas, pero antes me tienes que prometer que jamás se lo dirás a nadie, y menos a Genoveva.
- Si claro.
- Pero prométemelo. - insistió
No sé por qué era tan importante esa palabra, pues para mí no significaba mucho, y la pronuncié sin ninguna convicción.
- Prometido.
- Gracias.
Se sacó la polla del empapado coño y tumbándose sobre mi cuerpo comenzó a hablar con su boca muy cerca de la mía.
- Ya te he contado parte de lo que fue mi vida de casada, y como te he dicho el tema del sexo fue un desastre. Al cabo de un par de años de la muerte de mi marido Genoveva se ofreció para ayudarme. Después de unas cuantas visitas a su casa y largas charlas sobre este tema, me convenció para asistir a una de sus reuniones relacionadas con el sexo. Esas reuniones se trataban de estar con hombres que yo no conocía y que tampoco llegue a conocer, pues todos íbamos con máscaras. Según ella esa era una ...
... forma de guardar la intimidad de cada uno.
Paró y se fue a por el vaso de whisky, lo rellenó y después de dar un buen trago lo dejó sobe la mesa baja cercana a la alfombra. Creo que lo necesitaba ese trago para continuar mientras yo me había quedado extasiado al oír lo que Genoveva hacía, “reuniones sexuales”. No me dio tiempo a configurar mis neuronas para analizar ese contexto porque se tumbó de nuevo sobre mi cuerpo y continuó de inmediato.
- La primera fue bastante bien, conversación, baile, risas, y algunas carantoñas. Me animé bastante y asistí a la segunda. En esta hubo algo más. Los besos y los toqueteos se hicieron más intensos y acabé con uno de los hombres en la cama. Fue cariñoso, sensible y educado, y la verdad es que disfruté mucho y lo pasé genial.
- Pero no sabes quiénes eran? – pregunté con la intriga reptando por mi cerebro como una serpiente venenosa.
- Es gente que venía de fuera, amigos de Genoveva según decía ella, y tampoco nos quitamos las máscaras en la cama.
- Pero con una máscara en la cama... no sé... no te molestaba?
- Eran mascaras muy finas, de silicona o algo parecido, que te dejaban libre solo los ojos, la boca y el final de la nariz. Me mire al espejo con ella y ni siquiera me reconocía yo misma.
- Y solo eran hombres y.… tu?
- En ocasiones también había mujeres.
- Y tampoco las conocías?
- Íbamos todos con las caras ocultas y con vestidos que nos proporcionaba Genoveva para esas ocasiones, pero por la voz me ...