1. El nuevo maestro del pueblo (5)


    Fecha: 16/04/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... beso apasionado, lascivo y tremendamente lujurioso. Quería que sintiese mi deseo antes de pedirla que se cambiara de postura. Cundo separé mis labios de los suyos a los dos nos faltaba el aire.
    
    - Tienes un culo precioso, y me gustaría verlo mientras te follo. - me arriesgue en la petición recordando lo que me había dicho Genoveva, que de la satisfacción de esa mujer dependía mi futuro en el pueblo.
    
    - Me siento a gusto y segura contigo, y también deseo sentir ese animal que llevas dentro.
    
    Con esa frase que me dejo patidifuso, se quitó de encima para ponerse a cuatro patas. Todavía estaba pensando en lo que acababa de decir cuando movió el culo sinuosamente en forma de llamada. Me coloqué de rodillas tras de ella y le metí el rabo hasta el fondo. Tan solo un leve gemido salió de su boca al sentir mi enorme polla atravesarla. Volví a pensar en esa historia, en ese momento, en el que se la follaban varios tíos, y mientras, comencé a bombear desesperadamente con las ganas que me había provocado imaginando esa escena dantesca.
    
    Los pollazos fueron tremendos, como si quisiera abrirla por la mitad, pero aguantó estoicamente sin gritar. Tan solo gemidos guturales, imposibles de describir, salieron de su boca.
    
    Mi corrida fue inmensa tras la suya. Los líquidos se mezclaron y comenzaron a rebosar por su abierto coño para caer entre sus muslos. Su cuerpo temblaba como si le diesen calambrazos, y acabó desplomándose cayendo espatarrada sobre la alfombra. Yo caí a su lado ...
    ... cogiendo aire como si faltase en el amplio salón. El silencio se hizo largo y denso tan solo roto por nuestras respiraciones agitadas, y pasaron dos largos minutos hasta que me atreví a insinuar.
    
    - Ha sido... delicioso. _ enfaticé la última palabra.
    
    - Ufff, para mí también.
    
    - Me gustaría que me contases el final de la historia. - otro atrevimiento por mi parte.
    
    Se incorporó levemente para besarme en la boca, un beso delicado y tierno, y continuó relatando, pero de una forma más fría.
    
    - No sé cuántas veces me corrí, pero fueron muchas. Tampoco sé cuántos tíos me follaron, pues no paraba de sentir como acababa uno y empezaba otro. Fue algo brutal, arrollador, y me da hasta vergüenza decir que disfruté como una loca, pero así fue. Cuando acabaron, o se cansaron, no sabría decir cuál de las dos cosas, se fueron y el hombre que había comenzado me desató y me quitó la venda. “Te ha gustado?”, me preguntó tras su mascara. En ese momento la vergüenza me invadió. Me sentía como una puta, como la mayor puta del mundo. Agaché la cabeza sin atreverme a reconocer que me había encantado y lo único que dije es que no iba a volver por allí.
    
    - Pero... si te había gustado...
    
    - Ese es el problema, que no quiero que nadie piense que puedo llegar a ser tan zorra, aunque sean desconocidos.
    
    - Pero entonces... por qué me lo has contado a mí?
    
    - Necesitaba contárselo a alguien, a alguien que no fuera Genoveva. Creo que fue ella la que provocó esa situación.
    
    - Y por qué has ...