1. Como conocí a mi remordimiento (I)


    Fecha: 07/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: vivipaz, Fuente: CuentoRelatos

    ... haber provocado esa reacción. Y me sentí bien imaginándolo.
    
    En el coche incluso le busqué con la mirada a través del retrovisor y le encontré observándome. Me dio vergüenza. Le doblaba ampliamente la edad y, además, trabajaba bajo mi mando, pero mi mente no dejaba de darle vueltas a las infinitas e irreales situaciones a las que tal vez, o no, desearía dejarme arrastrar.
    
    Al despedirnos aquel día me pareció que se sonrojaba, o tal vez esté involuntariamente redefiniendo ese recuerdo. De lo que sí estoy segura es de no haberle dicho nada.
    
    Llegué a casa deseando que mi marido aún no hubiese regresado porque necesitaba un tiempo a solas para asimilar lo que estaba sintiendo.
    
    Me desvestí frente al espejo del baño en lugar de hacerlo como de costumbre en la habitación. Quería ponerme en el lado de otra persona que estuviese viendo como me quitaba la ropa. No era la misma que cuando tenía 30 años, pero qué coño, ninguna lo somos. Me convencí de que no estaba tan mal al fin y al cabo.
    
    Mis pechos, que en algún momento desee que fuesen más grandes, se mantenían relativamente firmes gracias a no tener que soportar un gran peso que hiciese que se cumpliese la ley de la gravedad. Un poco de barriguita se podría pensar que desluciría un poco el aspecto general, pero una debe aceptarse tal y como es, y gustarse, y yo me sentía bien con mis curvas imperfectas.
    
    Bajé la mirada mientras deslizaba suavemente mi mano por mi vientre. Siempre he sido un poco maniática con el vello ...
    ... del pubis así que desde hace mucho, ingles brasileñas o depilado. Mi marido apreciaba mucho ese aspecto íntimo, aunque bien es cierto que ya tampoco se sorprendía al verme llegar del salón de estética.
    
    Me miré de una manera diferente al resto de días. Me estaba viendo a través de los ojos de otra persona y me gusté. Me imaginé que era Marcos quien me estaba observando allí, de pie en el baño, desnuda, y de inmediato sentí ese cosquilleo por dentro. Deseé que estuviese allí. Realmente no pensaba en él en concreto porque tampoco es que Marcos fuese un chico al que te pararías a mirar 2 veces. Marcos era la proyección de un deseo que había surgido de repente, un deseo que sentía curiosidad por explorar.
    
    Me senté al borde de la bañera, separé las piernas y mientras mis dedos separaban suavemente mis labios, acariciando la vulva, cerré los ojos y dejé que mis dedos jugasen a recorrerme hasta que me sentí lo suficientemente mojada como para dejar que se fuesen introduciendo en mi.
    
    Tras un rato que se me hizo corto, temblaron mis piernas, se agitó mi bajo vientre y me corrí en la que sería la primera de las muchas veces que me he corrido desde entonces, y te voy adelantando que la gran mayoría de esos orgasmos los he tenido con él, con Marcos, disfrutando y a la vez sintiendo ese remordimiento que me acompaña desde aquel entonces.
    
    Tal vez este ataque de sinceridad acabe aquí, o tal vez me decida a seguir contando todo lo que sucedió a partir de ese día. Estoy confundida ...