La primera vez
Fecha: 09/05/2025,
Categorías:
MicroRelatos,
Autor: Rubi, Fuente: TodoRelatos
Era una tarde de domingo, yo cruzaba en el Chaco – Corrientes como todos los findes a trotar en el puente. Texteaba con un ex, esperaba que me conteste para quedar, a ver si volvíamos a vernos o no. La pava para el mate estaba caliente (que te puedo decir). Cuando de pronto, me escribe él.
Lo conocía de la facultad. Hermoso pibe. Flaco, asiduo del gimnasio, tatuado, morocho. Pinta de pijudo, que me iba a romper bien el orto. Damián, ahí estaba reaccionándome a una historia. Le escribo, empezamos a calentonear esa pava que ya hervía. Le cuento que estaba yendo a hacer footing, con una calcita que me ajustaba todo, debajo tenía una tanguita de hilo dental y mi corpiño deportivo. Llego a la parada. Tengo que bajar.
Comienzo a correr ese kilómetro al ritmo de la música, no paraba de pensar que, al volver, lo tendría en mi casa esperándome. Que me arrancaría la ropa de un tirón y, toda sudada, tendría sexo desenfrenado con él. Me calmé. Me enfoqué en lo que hacía. La brisa del viento en el puente mientras corría, el río a mi derecha, los autos a mi izquierda, el camino al frente. Hasta que, de pronto en frente un cartel de velocidad máxima 60… y mi cabeza lo completa con un 9.
Mis ratones no podían más, todo me generaba ganas de coger, y coger con él. Damián sería próximamente conocido por mi cuerpo. Me generaba mucha intriga. Años de verlo en los pasillos de la universidad, ¿será que era tan bueno como se lo veía? Nunca se me ocurrió que me hablaría. Tomar su leche, ...
... debe ser dulce como la miel. Todo eso pensaba.
Volví rumbo a la parada del colectivo sin dejar de imaginarlo, le escribo:
- “¿Estás?”
- “Si”. Me contesta.
- “Voy yendo”.
- “Bueno, llego y voy a guardar la moto”.
Llego al departamento, ordeno el lugar más o menos, me pego una ducha rápida, pero con suficiente tiempo como para tocarme pensando en él y en lo que vendrá. Mi clítoris está que explota, mis labios super hinchaditos y mi conchita mojadita super aceitosa. Me llega un mensaje:
- “Estoy cerca”.
Me cambio y salgo a ver, ahí venía él, con su pinta desaliñada y rockera, pelo largo lacio y barba. No sé por qué, pero me da cierto morbo.
Entramos y fue magnetismo puro. Besos apasionados, mordiscones, me saca la ropa y me empuja a la habitación. Cuando entramos se saca el pantalón y me dice:
- “Quiero ver que tan putita sos”.
- “¿Qué?”. Le digo. No me imaginaba tanta violencia de entrada.
Agarró mi cabeza y me hundió su pene erecto dentro de mi boca. Fue una sensación increíble de adrenalina pura. Usaba mi cabeza como si fuera un juguete sexual, y de los baratos. Cuando me ahogaba, le golpeaba en el pecho. Paraba y me decía:
- “¿Qué te pasa putita? ¿No era esto lo que querías?”
Me escupía en la cara y seguía hasta acabarme en la gargantita. Y por supuesto, no quedaba más que tragarla.
Ese era mi único momento de descanso. Él, todo altanero, iba a la heladera como dueño de casa y se servía una cerveza. Hasta que la tenía lista de nuevo ...