1. La casa de la playa (parte 6 y final)


    Fecha: 14/05/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: LeslieUnik, Fuente: CuentoRelatos

    ... de manera que las puntas de sus glandes golpearon en mis mejillas.
    
    Como había sido durante todo el día Pablo prefería guardar silencio ante mis perversas caricias, aun cuando su rostro reflejaba lo mucho que lo disfrutaba. Sonreí con malicia.
    
    Mis labios saltaron de un miembro a otro sin poder decidirme por cual de los dos degustar primero. Deslizando mi lengua por toda su extensión, olfateando cada centímetro de aquellos dos enormes pedazos de carne. Sus olores eran rancios y agrios, picantes e inmundos, penetrantes e hediondos, pero me encantaban.
    
    Todo aquel arduo trabajo físico que mi novio despreciaba se reflejaba en aquellas dos entrepiernas e ingles, al haberlas cubierto de sudor, arena y sal creando una mezcla de olores y sabores que curiosamente me tenían fascinada o intoxicada, ¡no importaba!, el resultado era el mismo, yo deseaba tener esos dos enormes miembros viriles en mi boca. ¿A caso mi pequeña cavidad en medio de mi rostro sería capaz de engullirlos? Yo contaba con eso o moriría en el intento, hablando en sentido figurado.
    
    Primero probé el de Pedro, después de todo de los dos chicos era el que más me agradaba, abriendo la boca al máximo para poder introducir todo su glande y un poco más. Me encantaba como su miembro abarcaba cada centímetro del diámetro de mi cavidad bucal. ¡Delicioso!
    
    —¡Qué rico! —exclamó Pedro al sentir como mis labios avanzaron y retrocedieron sobre su apéndice un par de veces.
    
    Luego probé el de Pablo, el chico había ...
    ... resultado el ganador de la competencia de fotografía después de todo. Metí todo lo que pude de su anatomía hasta conseguir que su glande golpeara en la campanilla de mi paladar, provocandome temblar de emoción. La sensación fue grandiosa.
    
    Tuve que abrir los ojos para percibir una fugaz y sutil sonrisa posarse sobre los labios del silencioso chico. Sino fuera por ese involuntario gesto hubiera pensado que yo no era buena practicando sexo oral. Afortunadamente su miembro fue más expresivo, tornándose rígido como una barra de hierro, sino yo podría haber terminado traumada por sentirme despreciada.
    
    Extraje el pene de mi boca produciendo un gracioso sonido, al romper el efecto de succión de mis mejillas, que bien podría compararse con el de una ventosa pegada al vidrio por medio de un efecto de vacío, solo para inmediatamente volver a ocupar mi cavidad bucal con el miembro de mi otro amante.
    
    De pronto, fui poseída por una inexplicable necesidad de pasar mis labios de un pene a otro, introduciéndoles cada vez más profundo en mi garganta, cada vez por más tiempo, cada vez más hambrienta, cada vez más voraz. Inundando mi paladar con una mezcla pegajosa de saliva y semen que burbujeaba de forma efervescente, al ascender por mis fosas nasales con un delicioso cosquilleo; en lo que un par de hilillos de un color blanco comenzaron a escurrir por las comisuras de mis labios. ¡Me sentía como una niña en una confitería!
    
    “¡Diantres! ¿Cómo haré para tragarme todo ésto?”, pensé mientras ...
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