Hicieron cornudo a mi hijo por mi culpa
Fecha: 16/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: RandyDTD, Fuente: CuentoRelatos
Soy Susana y tengo 48 años, casada de Roberto de 50 años, está triste y problemática historia ocurre cuando un día caigo en las provocaciones de mi vecino venezolano Abigail, un obrero ya mayor que supo llamar mi atención mostrándose muy seductor, amable y galante, pero que al poco tiempo fue un verdadero perro sexual.
Yo estaba felizmente casada sin muchos sobresaltos de Beto, una vida de rutina y comodidad, sin embargo a veces sentía que podía darle más aventura a mi vida y sentirme más viva.
Conocí a este chamo de 1.90 cm que llamo mi atención cuando un día después de verlo sucio y alborotado producto del trabajo de obrero me sonríe alegremente y me saluda, yo un poco confundida me doy cuenta que era mi vecino que hace poco se mudaba en mi edificio, bueno pensé tendré que ser educada y devolverle el saludo con una sonrisa. Al día siguiente ya en la noche lo vi totalmente cambiado con ropa bien vestida y con perfume que pude percibir muy rico en mi nariz.
Yo: que rico, parece que no solo es alto y y muy amable sino que un señor que sabe vestirse y de buen gusto, ya no lo veo solo como un obrero de baja clase sino alguien que mis ojos y nariz agradece jejeje
Abigail: holaaa hermosa, que gusto verla hoy... será que puedo compartir con usted unas arepas en mi casa?
Yo: uy, no esté quiere algo más, no podría dejar que la gente hable mal de mi y menos que mi esposo se entere de esto.
Cómo si me leyera lamente, dijo...
Abigail: no te preocupes, no hay nadie ...
... que pueda pensar mal aquí, además solo somos vecinos... por ahora (como que por ahora)... claro dijo el, pronto seremos vecinos y amigos... quizás algo más...
Yo: ja ja ja me reí nerviosamente pero de manera espontánea, me gusta ser seducida y sentirme deseada por tremendo hombre, un negro bien plantado pero a la vez alegre y seductor.
Yo: pues, está bien pero que sea rápido... no quiero que piensen mal...
Abigail: claro que sí, estaremos el tiempo que Ud. desee.
Estuvimos conversando, riendo, y contando nuestras vidas, la confianza fue subiendo, y las arepas continuaron con cervezas, las risas continuaron con abrazos y toques inofensivos, eso me hacía creer yo jeje pero la verdad es que me gustaba, no solo me gustaba me encantaba sentirme mujer, eso era lo que hace tiempo no sentía.
Abigail: y Susanita, como te trata la vida en pareja, es verdad que ya tu esposo no te hace sentir mujer?
Yo: queee... pero porque dices eso jaja o mejor dicho como así lo sabes, dije colorada y muy excitada producto del alcohol.
Abigail: jajaja se te nota, y repentinamente toca mi cintura acariciando mis grandes nalgas. (Soy nalgona es mi mejor virtud, por lo cual siempre me ha traído miradas y palabras de las calles)
Yo: mirando hacia abajo confundida pero demasiada excitada dije, creo que no es correcto lo que hace, sentías sus tremendas manazos sobre mis nalgotas.
De pronto siento un apretón y tremendo bulto en mi pancita, dios que rico se siente, sentía sus manos ...