1. Sex shop


    Fecha: 27/03/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    -Eso lo dirás tu. ¿Quién te crees que eres, desgraciado? Sólo llevaban unos minutos en el local i la gente ya empezaba a mirarlos. Discutian demasiado acaloradamente i el tono de sus voces se habia elevado peligrosamente. Pararon un instante su discusión y una mirada suya le rogó que salieran del establecimiento. Un par de calles más abajo ella se paró delante de un sex shop mirandólo lánguidamente. -Entras a menudo?- Le preguntó entre interesada y burlona. -Puede que no tanto como tu -¿Estás cabreado?- Otra vez intentaba jugar con él, haciéndose la inocente. No se molestó a responder. Sólo queria librarse de ella. Cuando hizo el ademán de irse, ella, inesperadamente, tiró de su brazo, hacia el interior d'aquel sórdido lugar. -Venga, no seas cría- Le recriminó él. Ella sólo le respondió con una risita entre traviesa i nerviosa. Si el local que habian dejado supuraba cierto vicio por las quatro paredes, aquel otro antro era el no va más. Con tan sólo entrar se encontraron con una especie de macarra (camiseta a tiras, cadenillas de oro al cuello, camisa floreada, palillo en la comisura de los labios,...) fregando las lefas que habia en el suelo de las cabinas de video. El lugar desprendia la típica peste de muchos sex shops: mezcla de hedor a desinfectante i de hediondez indefinida de ciertos fluidos corporales. Atravessaron la zona de las cabinas i ella se paró, un poco golosa, ante un pequeño escaparate que contenia grandiosos penes de plástico de todas las medidas y ...
    ... colores, entre otras delicadezas. Sólo para poder ver la reacción de las otras miradas masculinas que en seguida se posaron concupiscientemente sobre su culo enfundado en cuero negro. Al final del pasadizo había una especie de sala de espera con algunos butacones. Una musiquilla disco machacona i la voz de un speaker indicaban que habia un nuevo espectáculo en vivo. Sólo algunos abuelos estaban sentados allí, esperando que pasasen los preceptivos diez minutos para poder ver a las actrices ya desnudas i no tenerse que tragar el tedioso striptease. La mayoría seguro que esperaban ansiosamente la llegada de primero de mes para ver si cobraban de una puñetera vez la pensión. Algunos hasta iban acompañados por su mujer, la qual controlaba los gastos familiares. -No jodas que te gusta esto- Le dijo él incómodo. -Me siento como en casa- Le respondió ella mientras cambiaba un billete en la máquina. Dos hombres de quarentaypocos se metieron en una de las cabinas un poco nerviosos. -Sólo lo haces por esnobismo- Le recriminó él. -No seas gilipollas. No me digas ahora que te dá cierto nosequé- Se burló ella. -He estado en sitios peores. -¿Por ejemplo?- Le vaciló ella. -El despacho de la jefe de departamento- Sonrió él -Muy gracioso. Lo empujó hacia una cabina impetuosamente. -Vamos, ya hace un rato que ha empezado- Le dijo ella súbitamente, casi jadeando al cerrar la puerta. Aún no habia asumido aquello, cuando se encontró en un cubículo estrecho de paredes pintadas de rojo en el que hacía un ...
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