1. El pequeño Uriel. Pollito.


    Fecha: 26/05/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Gays Intercambios Autor: CesarEmperador, Fuente: SexoSinTabues30

    ... boca ocupada de Uriel. Vuelve a empujar y la mitad de la verga de Ezequiel termina dentro del culo de Uriel. No se mueve, disfruta y espera.
    
    El profesor Mon sostiene con sus manos el rostro de Uriel y ayudándole con los movimientos de su cadera mete una y otra vez su verga, haciendo que el niño se contorsione, tratando sin mucho resultado de empujar lejos de si las piernas musculosas del profesor. Ambos hombres tomaron un ritmo de vaivén, mientras uno entraba el otro salía. Así con la velocidad de dos pistones del motor de un auto. Ambos hombres disfrutan del cuerpo manejable de Uriel.
    
    El tiempo pasaba, los jadeos, las posiciones cambiaron, el niño no decía nada solo se dejaba hacer. Disfruta. Los adultos le llenaban la boca de vergas y saliva. El culo es manejado al antojo de esos cabrones. Dedos, vergas y suspiros entraban y salían.
    
    –cabrón, ya casi es hora de la salida– se asombro el profesor Mon al ver su reloj inteligente y ver el tiempo, más de 45 minutos entregados al placer. –maldita sea Mon, necesito más tiempo con este putito– contesto Ezequiel sacando su verga caliente del culo del niño.
    
    –apúrate y tendrás que conformarte con esto. Ya es hora de entregar este culito a su chofer– –demonios– chisto Ezequiel dando una nalgada a Uriel. Ambos hombres se pusieron de pie y al punto Uriel se pone de rodillas frente a ellos. Comienzan a masturbarse, toman sus vergas y la golpean contra el rostro o la lengua del niño. –ufff me vengo… Me vengo… Me ...
    ... ve…– grito Ezequiel y de inmediato le entrega su carga lechosa directa a la boca de Uriel, la inunda con tal cantidad de líquido caliente. El hombre maduro respira con fuerza, como un toro de lidia dentro del ruedo.
    
    Con movimiento más acelerado el profesor Mon se para sobre sus puntas y empuja su cadera hacia adelante, su orgasmo sale raudo y muy líquido. Mojando el rostro del pequeño, llenando lo de leche. Mas parecía una lluvia blanca la que caía en el rostro del pequeño Uriel. Ambos hombres respiraban fuertes como si hubiesen corrido todo un maratón. Voltean a ver al pequeño Uriel que seguía frente a ellos de rodillas, sonriendo con los ojos cerrados y escurriendo mucha leche por todo su rostro. –anda cabroncito, levántate que ya va ser hora de entregarte– Mon lo levanta del brazo y lo lleva hasta aún pequeño lavado dónde le lava el rostro y le quita los restos de leche.
    
    Afuera ya ha pasado un rato, en la puerta del colegio espera el chófer, cruzado de brazos. Ve venir por todo el pasillo al niño corriendo, acompañado del profesor. –disculpe la tardanza, el niño me ayudó a acomodar el equipo deportivo y se nos fue el tiempo– le dice Mon al chófer, quien toma la mochila de Uriel y se lo lleva a la espalda. –no se preocupe– le dice el chófer cruzando su brazo sobre la cabeza de Uriel y al mover su cabellera detecta un mechón de cabello con cierta viscosidad y un aroma muy particular, el aroma que él mismo suele dejar sobre la piel de su pequeño amante. 
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