Inesperado encuentro
Fecha: 30/05/2025,
Categorías:
Intercambios
Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos
... deseaba que nadie, sea varón o dama, le tocara su cuerpo simplemente habría que denegar la situación y la persona debía de abstenerse. El club proveía batas de seda cortas y coloridas para las mujeres y una tela de color entero, con pegapega, que los hombres la sujetaban a la cintura.
Generalmente, ellas llevaban las batas sin ropa interior.
A ella le había ido muy bien asistir con su marido, porque así acabaron con la monotonía que los embargaba y a la vez, satisficieron su curiosidad por un intercambio sexual, a voluntad, con terceros, a satisfacción de cada uno.
A partir de esas ocasiones que asistieron, aseguraba que había encontrado mayor comprensión y unión entre ellos.
Alicia quedó muy interesada y convencida después que Erika le contara lo bien que les había ido, en las tres ocasiones que había acudido al club.
No le costó mucho, luego de contarle lo referido por Erika, convencer a Heine para que aceptara y así, en total acuerdo entre ambos ya que solo se trataría de variar pareja para obtener nuevos niveles y sensaciones de placer, se inscribieron en el club con tranquilidad. Llegó la primera noche en el club y ambos, algo nerviosos, se hicieron presentes. Los atendió una recepcionista, que luego de confirmar sus identidades, los acompañó a un vestidor entregándoles su ligera vestimenta y demás indicaciones, para ingresar al salón.
Así, en unos momentos más, estaban ingresando al ambiente principal.
Los recibió una anfitriona vestida con un ...
... sugestivo bikini, que mostraba su figura bien formada, los presentó a todos los del grupo que estaban en el salón de baile, que saludaron alegremente a los nuevos socios.
Alicia y Heine, se sintieron muy halagados con la recepción y los consocios felices puesto que, a pesar del antifaz de Alicia, esta translucía su bien proporcionado cuerpo y mostraba su siempre alegre sonrisa. Por su lado, Heine hacía gala de su buena pinta y de sus pectorales, resultado de sus permanentes ejercicios. Además, serían la novedad para ellos.
La anfitriona los llevó a una mesa libre, les preguntó si deseaban un trago. Heine pidió dos gin con gin. Los preparó y sirvió un joven que hacía de barman y mozo a la vez, y que lucía un cuerpo de “stripper” y un taparrabo, que no disimulaba el tamaño de su dormida verga.
Cuando estaban a la mitad del trago, se acercó y sentó a la mesa de ellos una socia de formas bien pronunciadas. Luego de conversar un rato y pasarle la mano por un hombro a Heine, se retiró. Al poco rato, vino otra de cabello color ceniza que se sentó y saludó, especialmente, a Heine. Fue un poco más seductora que la anterior, ya que se permitió acariciarle el muslo mientras conversaba.
Una tercera se acercó a la mesa, invitando a Heine a bailar. Se le notaba más joven que las anteriores y de muy buen cuerpo así que, Heine no se hizo de rogar.
Todo el salón estaba alfombrado con un tapiz llano, lo que permitía cierto movimiento de las parejas. Ella le rodeó el cuello con sus ...