1. El secreto de mi cuñada


    Fecha: 01/06/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Ruben, Fuente: TodoRelatos

    Hace unos días escuché, por accidente, una conversación privada de mi cuñada. Fui a casa de los padres de mi chica a recoger unos paquetes y, como la puerta estaba abierta, pasé sin más. Cuando ya me disponía a marcharme, desde una de las habitaciones, escuchaba hablar a mi cuñada. Sin querer, escuché todo lo que ella decía. No era mi intención entrometerme, pero dada la gravedad de lo que pude oír, me vi obligado a hablar con ella. El objetivo no era sermonear sus actos, sino darle mi opinión, pedirle que lo contara, un ultimátum para que hiciese lo correcto: o lo contaba ella, o lo contaría yo mismo. La quiero, y por su bien, contar la verdad era lo mejor para ella. Estaba preocupado por mi cuñada.
    
    Entré en la habitación sin avisar, sorprendiéndola, haciendo que colgase el teléfono. Ella quedó paralizada mirándome, mientras pensaba como salir de ese aprieto. Antes de que reaccionara, yo me pronuncie:
    
    - Tienes que contarlo. Si no lo haces tú, lo haré yo.
    
    Ella me suplicó que no lo hiciese. Nadie se podía enterar, me decía.
    
    - Te quiero, y por eso no puedo dejar pasar esto. Tienes que contarlo. Me preocupo por ti.
    
    Ella se fue acercando a mí, hasta abrazarme. Susurrando, me dijo al oído:
    
    - Ya sé que me quieres y que te preocupas por mí. He visto como me miras. Se que te gusto y que me deseas. Por eso, si no dices nada…
    
    Mientras me soltaba esas palabras, notaba cómo bajaba una de sus manos lentamente, hasta llegar a mis genitales por encima del pantalón. Aún ...
    ... seguía abrazándome mientras yo permanecía inmóvil. Es cierto que me gustaba, pero es la hermana de mi mujer. Ya había fantaseado alguna vez con eso, pero nada más. Realmente es un monumento de mujer, algo más joven que mi esposa. Suele vestir con mallas y ropa deportiva, en esta ocasión no sería diferente. Llevaba unas mallas negras con un top morado, dejando ver su escote disimuladamente. Las mallas dejaban ver perfectamente la forma de sus piernas y glúteos, se adivinaba el tanga que llevaba. En esa situación, la erección era inevitable.
    
    - ¿Qué haces? ¿Qué pasa con tu hermana? ¿Estás loca?
    
    Le espeté exaltado. Intentando disimular mis nervios y excitación.
    
    Ahora era yo el que estaba tremendamente nervioso, y ella se dio cuenta.
    
    - Yo no diré nada, si tú no dices nada. Se que te gusto. Lo noto. Dijo apretando su mano en mi entrepierna.
    
    Yo no respondí. No hizo falta. Ella, abrazada aún a mí, metió su mano bajo mi pantalón. Las mías cayeron disimuladamente por su espalda hasta llegar a su culo. Mi fantasía hecha realidad. Estaba apretando el culo de mi cuñada mientras ella me tocaba. Acariciaba mis genitales y jugaba con mis testículos. Deseaba besar su cuello justo en ese momento, y así lo hice. Quería olerla y saborearla. Apretaba sus nalgas y mordisqueaba su piel hasta que finalmente, tras recorrer con mordidas y besos su cuello, llegué a sus labios para besarla como siempre había soñado. La calidez de su respiración y nuestras lenguas entrelazándose me ponían ...
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