Pollas callejeras - Relatos Eróticos

Pollas callejeras

... salado desapareció con el de mis babas, su polla era más gorda y su capullo un poco más, tras varios minutos chupando sus amigos se acercaron. No dije nada, uno se empezó a masturbar y otro se frotaba.

-¡Hostias! …como la mama el tío, yo también quiero otros 50.

-¡Y yo! dijo el tercero.

Tomaron confianza y al final tenía un rabo dentro y dos cerca de mí cara, aproveché para meterme otro y otro, el de los pantalones blancos tenía un tamaño normal pero preciosa, el de vaqueros caídos larga y fina con huevos muy ovalados. Alterné las tres pollas disfrutando de sus diversos aromas y olores, estaba empalmado en un entorno con olor a basura.

El del chándal se la empezó a pajear con gran balanceo de sus huevos, el del vaquero me la metía hasta la garganta y el de pantalón blanco me agarraba por el pelo para un vaivén más rápido aún.

-Arghaaaa me corro -dijo el del chándal-, me metí su polla hasta el fondo y me inundó de lefa mi garganta mientras pajeaba las otras dos para agarrarse sus respectivos rabos y correrse en ambos lados de mí cara mientras babeaba semen del primero.

-Esto es mejor que una paja… dijo uno.

-Y además te pagan -dijo otro-

-No nos importa ser tus chaperos -dijo el tercero-

-Me gustan los jovencitos y sus leches -dije yo- decírselo a mas amigos, un bukake me gustaría a precio razonable.

-¡Descuida! -respondieron-

Me marché con la cara pegajosa y con sabor amargo de semen que me sabía a gloria. Una buena paja en casa me desahogó aún más recordándolo todo.

Objetivo cumplido y convencido de que me haría ver de nuevo por allí.