1. Me entregué a mi hijo en un viaje a Punta Cana


    Fecha: 18/06/2025, Categorías: Incesto Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... encontraba hilo a la conversación y él se daba cuenta.
    
    Finalmente se mandó y me dijo mamá, tengo algo que decirte.
    
    Su formalidad me asustó un poco. En ese momento no tenía ni idea de que me quería decir con tanta formalidad y en un viaje que él había pagado. Llegué a pensar que me diría que era gay. Le pedí que hablara.
    
    Tras un silencio embarazoso, habló.
    
    Habló por unos 20 minutos. Yo sólo lo escuchaba. En resumen, me dijo que me admiraba, que me amaba y que me deseaba. Que se masturbaba con mis tangas cuando yo no estaba. Que le hacía feliz que yo sea feliz. Que quería estar conmigo, como hombre y como mujer.
    
    Cuando terminó de hablar siguió otro largo silencio. Él me miraba perturbado y yo pensaba en su verga enorme. Siendo su madre, pero siendo mujer, sentía un choque entre el deseo y la responsabilidad.
    
    Le dije que quizás estaba confundido. Que yo era su madre, que no podía verme como mujer. Insistió con sus argumentos.
    
    Nos levantamos. Volvimos a la habitación. Estuvimos más de una hora ambos distraídos con el celular, sin hablarnos. Yo muy perturbada, seguro que él también.
    
    Decidí dormir. Pero tenía aun la ropa puesta. Pensé que mi pijama era un short demasiado sensual y un polito semi transparente. Las otras opciones eran dormir con la ropa puesta o desnuda. Decidí cambiarme en el baño. Lo hice.
    
    Al salir del baño, mi hijo estaba solo con el bóxer puesto. Me miró con deseo. Me sentí deseada. Sentí la adrenalina y el morbo subir en mí.
    
    Me ...
    ... acosté en mi cama. Lo miraba de reojo. Pude darme cuenta como su verga se iba levantando, poniéndose dura. Su bóxer resultaba escaso para el enorme paquete que guardaba. De pronto, sin más, sin preámbulo, se sacó el bóxer y quedó desnudo. Me dijo simplemente “me incomoda el bóxer para dormir”.
    
    Mi excitación era creciente. Era y soy su madre, pero soy mujer. No soy de fierro.
    
    Él me miraba sin decirme nada. Yo lo miraba pensando mil cosas. Ninguno se atrevía a dar un paso más allá. Me dieron ganas de orinar. Me levanté de la cama. Fui al baño. Mientras bordeaba su cama (el baño estaba de su lado), no podía dejar de admirar el mástil que tenía.
    
    No cerré la puerta del baño, pensé sólo sentarme a orinar y el inodoro no se veía desde el cuarto. Mi hijo entendió que era una invitación y se metió al baño.
    
    Antes que pueda reaccionar, sentada en el inodoro, tenía su enorme verga a la altura de mis labios. No pude resistir más, ya era demasiado. Empecé a chupársela. No podía ni con la mitad de ella. Pero quería más. Me levanté, lo cogí de la mano. Nos volvimos a la habitación.
    
    Sin pensarlo mucho, me puse en 4 patas al borde de su cama. Se paró detrás de mí. Sentí como me untaba la concha con su saliva y de pronto sentí el empujón. Con el apuro de los jóvenes, la metió sin medias tintas, en una sola empujada la llevó lo más adentro que pudo.
    
    No era un experto. Me resultó claro. Pero el enorme tamaño de su verga compensaba su poca pericia. Tuve un orgasmo en pocos minutos. ...