Ayudando a Mamá (03).
Fecha: 20/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos
... terminamos en su cuarto. Esa forma que tiene de metérmela y decirme cochinadas al oído me pone loca, yo no le contesto, por lo general, pero él sabe que me calienta. - ¿Qué cosas te dijo? - Me dijo cosas como “Te podés estar atragantando que no dejás de chupar, puta” y era cierto, porque yo me quería meter toda la pija en la boca y eso me daba arcadas, pero a pesar de eso, seguía chupando. También me dijo: “Te voy a pintar el culo de blanco” - ¿Te dio por el culo? – pregunté asombrado. - No. Porque no lo dejé, pero ganas no le faltaron. - ¿Vos no querías? - La verdad es que yo me moría de ganas de que me la meta por atrás, pero ese hombre es tan brusco que tenía miedo de que me lastimara. De ahí atrás todavía sigo virgen, pero sólo porque al estructurado de tu padre nunca le gustaron esas cosas, le daba asco, pero a mí sí me daba curiosidad. - ¿Cómo aguantaste tantos años con él? - Eso mismo me pregunto yo todos los días. Supongo que fue porque teníamos un hijo, pero vos ya te volviste un hombre y supe que ya podrías afrontar la separación. - Yo quería que se separaran desde que tengo memoria, odiaba verlo tratándote mal. Pero no hablemos de eso. Sigamos con el tema anterior. Si vos tenés ganas de hacerlo por la cola, podrías intentarlo… sola, o con ayuda. - ¿A qué te referís? – me miró intrigada. - Que podrías “preparar” la cola para la ocasión. Con tus dedos… o buscando a alguien que no sea tan brusco… alguien como Daniel, el verdulero, por ejemplo. Él parece ser un tipo ...
... tranquilo. - Ay, pero no le tengo confianza como para pedirle que me “prepare” la cola – se echó a reír – lo de él fue la calentura del momento, no sé si volvería a hacerlo. Podría intentarlo sola, ahora que pienso tengo un poco de aceite para masajes guardado, eso podría ayudar a lubricarme – pensaba en voz alta. Cuando salió de la ducha se envolvió en una toalla roja que apenas le tapaba las partes íntimas y se dirigió hasta su cuarto cerrando la puerta detrás suyo. Me quedé pensando. No me podía perder esto, de ninguna manera. Yo quería ver qué hacía. Decidí esperar algunos minutos y luego me acerqué a la puerta. La abrí suavemente como si fuera un ladrón. La vi sentada de lado sobre la cama pasando una mano entre sus nalgas, pude ver la botellita con aceite. Ella se giró al verme entrar. Pensé que me tiraría con la botella por la cabeza. - No puedo – me dijo – mejor dicho, no me animo, cada vez que estoy por meter el dedo… me tiro para atrás. - Pero si ya sabés que no duele tanto… - no sabía si mencionar el hecho, pero estábamos hablando sin prejuicios así que lo dije sin más – yo te metí un dedo por ahí, y creo que no te dolió – se quedó pensando unos segundos. - Es cierto, no me dolió. Pero vos fuiste muy suave – eso era justamente lo que quería escuchar. - Si querés te ayudo – me ofrecí con ganas. - Vos estás loco Nicolás. - ¿Por qué? Simplemente te voy a ayudar, así después podés disfrutar del sexo… por ahí. Ya te vi mil veces desnuda – en realidad quería decirle “ya te ...