Un trío fue mi regalo de aniversario - Relatos Eróticos

Un trío fue mi regalo de aniversario

El primer año que estuve casada, con mi esposo nos disponíamos a festejar nuestro aniversario de bodas, hasta entonces nuestras relaciones íntimas eran buenas, pero lo clásico. Ese día decidimos ir al teatro, luego a cenar y después ir a un hotelito para recordar nuestros días de noviazgo. En fin, nada del otro mundo.

En el restaurante, bonito y acogedor, nos atendieron muy lindo y nos recomendaron qué cenar y qué beber para festejar un día tan especial. Eso nos hizo sentir muy románticos, así que durante la cena sólo hablábamos de lo enamorados que estábamos. Con el postre, ya sentíamos los efectos de la dulce bebida, pero sólo andábamos chispeantes y la conversación se volvió un tanto caliente.

Al terminar la cena, salimos del restaurante, nos dirigíamos al estacionamiento cuando nos percatamos que un carro se movía algo extraño y al pasar junto a éste nos dimos cuenta que en la parte de atrás había una pareja haciendo lo suyo, mientras eran observados por un tercero que estaba al volante. Ella se

introducía la verga en la boca, él la tenía agarrada por las tetas y el otro desde su lugar le masajeaba las nalgas y aunque éste nos vio, no hizo por detener la escena ni hizo ningún otro movimiento más que seguir acariciando.

Nosotros seguimos caminando, pero algo me sucedió pues sentí una fuerte excitación con lo que acababa de ver. Ya en el auto dirigiéndonos al hotel, sin decirnos palabra, mi esposo intentó cambiar el clima acariciándome el muslo, su mano ...

... hizo que automáticamente hiciera lo que nunca había hecho, le desabroché el cierre y metí mi mano para sentir el calor y la dureza de su miembro; luego lo saqué y me recliné a mamárselo, lo cual, por sus gemidos, le gustó.

-¡Cómo nos dejó lo que vimos! –dijo.

Asentí y le apliqué una chupada más fuerte. Pero él me preguntó:

-¿Te has imaginado tener dos vergas al mismo tiempo?-. Mis chupadas entusiastas le indicaron que debería ser algo muy caliente.

Cuando por fin llegamos al hotel, él tenía una tremenda dureza difícil de disimular. Nos dirigimos rápidamente a la habitación, era bonita y estaba iluminada tan sutilmente que invitaba a hacerlo toda la noche. Lo dejé y me metí al baño y saqué de mi bolsa un lindo coordinado sexy y delicado, me puse medias y liguero. Regresé a la habitación y mi esposo ya me esperaba desnudo en la cama y demostrando el estado de su verga y si bien mi intención era acercarme lentamente y con andar sensual, hice todo lo contrario. Al llegar, me fui directamente a succionar su pene, cuando estuvo listo, me monté en su enorme mástil al mismo tiempo que suspirábamos de placer.

Comencé a subir y bajar, disfrutando su fuerte erección, pero mi esposo aprovechó para decirme que no podía sacar de su mente la escena que vimos en el auto, le respondí que algo similar me sucedía. En eso me preguntó que si me gustaría que me cogieran entre dos y yo sólo estuviera concentrada en mi goce, sólo asentí con la cabeza entregándome a la fantasía que me ...