Esther: despedida de soltera en familia (11)
Fecha: 16/07/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Jane Cassey Mourin, Fuente: TodoRelatos
... de superioridad que en aquel momento se dirigía a mi madre y a mi tía, antes de que un hombre de seguridad entrara e hiciera que mamá, Celia y Paola se marcharan, provocando que hasta ese momento me diera cuenta de la forma como mi hermana me miraba, con los ojos muy abiertos, completamente sorprendida por el arrebato de valor y rebeldía que acababa de presenciar.
Cuando las mujeres de mi familia abandonaron la habitación, sentí de pronto todo el peso de la decisión que estaba tomando, expresando aquella clase de emoción tan intensa y devastadora con el temblor de mi boca, mis piernas y mis manos, mientras avanzaba a la salida, antes de que Martha me detuviera un momento y esperara a que el tipo de seguridad cerrara la puerta.
- Julia me platicó lo que conversaron en el auto, me dijo que cree que no eres la niña interesada que creíamos que eras cuando aceptaste tal clase de trato, eso lo respeto y aunque no sé qué fue lo que te llevó a firmar ese contrato, te puedo prometer que mientras formes parte de mi familia, obedezcas cada cosa que te mandemos y te comportes como una esposa decente debería conducirse, yo me encargaré de que estés a salvo y a gusto con nosotras, sin importar lo que tu madre o tu tía intenten en tu contra ¿De acuerdo? - dijo con seriedad, a pesar de parecer algo contrariada por mostrar esa cara parcialmente amable delante de mí, pero sin dejar que su tono de voz abandonara ese timbre amenazante que nuevamente me hacía pensar que estar con aquella ...
... familia sería como ser un ave atrapada en una Jaula. Solamente tuve la fuerza para asentir mientras sentía cómo mi mundo se venía encima, sabiendo que en pocos minutos el sueño de estar con Rodrigo quedaría extinto ante la legitimidad del matrimonio que estaba a punto de contraer.
- Bien, debemos darnos prisa, hija, la ceremonia debe comenzar - expresó Martha dirigiéndose a Julia, mientras la chica me tomaba del brazo y ambas veíamos cómo su madre se alejaba de nosotras.
- Solo son unos minutos más de fuerza, Esther, trata de soportarlo solo un poco más, ¿Vale? - dijo sin encontrar respuesta de mi parte, pues en aquel justo instante solamente podía concentrarme en encontrar la fuerza suficiente para contener mis lágrimas y no entregarme al llanto más intenso y doloroso que jamás hubiera experimentado en la vida.
Cuando era niña me había imaginado cientos de formas en las que mi boda podría ocurrir, pero jamás, ni en la más loca de mis elucubraciones, hubiera pensando en un escenario donde un par de hombres enormes se encontrarían detrás de mí, como si se estuvieran asegurando de que no pudiera escaparme mientras las puertas de la iglesia se abrían y un centenar de personas se ponían de pie, mirándome con expectación al avanzar por aquel pasillo, escuchando la marcha nupcial como acompañamiento del que probablemente sería el peor día de mi vida.
Caminar hacia el altar, completamente sola pues no había un padre que me entregara, fue una tortura que pareció extenderse ...