Yo y mi intimidad
Fecha: 25/07/2025,
Categorías:
Masturbación
Autor: Pieldemanzana, Fuente: TodoRelatos
Me tumbé en mi cama como cada día al llegar del trabajo. Aquel odioso trabajo que me permitía pagar las facturas y darme algún capricho pequeño ,pero poco más. Lo odiaba pero tenía que aguantarlo para seguir adelante.
La separación la llevaba mal, muy mal. No conseguía superar aquellos cuatro años de convivencia. Pero la cosa no salió bien y sobrevino el divorcio. Supongo que aquel chico no era para mí.
Todo había cambiado en mi vida. El rearmarla me estaba costando. Sin muchas amistades , sin ganas de tener una nueva relación pero, con aquella cosa del sexo en la cabeza. Creo que últimamente se me había hecho más obsesiva.
No podía recordar la última vez que tuve sexo. Creo que fue con él poco antes de romper. Demasiado tiempo.
Me levanté para darme una larga ducha caliente, arrancarme aquel horroroso uniforme de azafata de tierra y sentirme limpia de nuevo.
El agua caliente corriendo por mi piel me relajaba, aquel jabón la dejaba perfumada ,cosa que me agradaba. Pasé la ducha por todo mi cuerpo para eliminar la espuma. Cuando el impacto de aquellos mil chorritos llegaron a mi pubis los noté agradables. Lo dejé allí un buen rato , eran como pequeñas descargas de placer. Cerré los ojos y abrí un tanto mis piernas, la sensación aumentó en mi pubis.
Pasó un rato antes de cortar el agua. Me había puesto muy húmeda y no quería que fuese allí.
Me sequé casi con premura. Sin ponerme nada casi corrí de nuevo a mi cama. De un cajón saqué mi juguete del ...
... amor y un bote de lubricante.
Abrí mis piernas y puse un poco en las yemas de mis dedos. Sentí un escalofrío cuando lo sentí frío y resbaladizo sobre mis labios mayores. Cerré los ojos y comencé a acariciarme lentamente. Muy despacio, si prisas.
Por mi mente pasaban eróticas escenas de sexo ya pasado. De mis pechos hundidos en una boca caliente. Mi mano izquierda subió hasta apretar mis pezones sacando de mi garganta un gemido.
Mientras tanto, mi otra mano, abrió suavemente mis labios mayores, rozaron mi clítoris y apreté mis labios en un pequeño espasmo. Lentamente, comencé a contornearlo, evitando tocarlo directamente. Subiendo y bajando su capuchón, deleitándome a cada giro de mis dedos.
Busqué algo más abajo, en la entrada de mi vagina, el gel ,ya caliente, resbaló entre mis glúteos hasta llegar a mi ano. Hundí un dedo , no mucho, solo un poco, lo giré sobre mis paredes interiores y me estremecí.
Mientras, en mi mente, una polla rozaba aquella parte que mis dedos ocupaban. La sentía firme y suave. Frotaba mi clítoris o bajaba hasta mi entrada. Mis respiración se aceleraba en cada pasada.
Para entonces eran ya dos los dedos que se perdían entre mis pliegues. Bajé mi otra mano para acariciar ,ahora sí, directamente mi clítoris. Mis fluidos manaban casi a borbotones de mi interior.
Poco a poco sentía que aquella polla me penetraba. Podía sentirla dura abrirse camino en mi interior, como tantas veces en aquellos cuatro años pasados. Mis muslos ...