1. Mi mujer se coge a mi ex mujer


    Fecha: 09/08/2025, Categorías: Incesto Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    ... jodas putita.
    
    Ana la miró y lentamente hizo lo que Silvia dijo.
    
    Muy lentamente fue moviéndose enterrando el consolador grande en el culo. Gemía y daba pequeños quejidos.
    
    —¿Alguna vez le cogiste la boca amor?
    
    —Nunca.
    
    —Toda tuya.
    
    Mientras ella se empezaba a mover más, me paré frente a Ana, se la puso en la boca y la empezó a chupar. Cuando estuvo bien dura, la tomé de los cabellos y la empecé a coger con todo por la boca. Ella se volvió loca y directamente saltaba sobre el consolador que estaba en su culo. Cuando acabé lo hice bañando su rostro con mi esperma. Ella se levantó un poco y cayó sobre la cama.
    
    —¿Pedís whisky amor?
    
    —Por supuesto.
    
    Trajeron tres whisky`s, y los tres nos sentamos a tomarlos.
    
    —Ana, te voy a ser muy clara. No jodas conmigo, ni con Martín, mucho menos con Carla, porque te juro que te arruino la vida boluda. Y a partir de ahora, las veces que con Martín queramos jugar, vos vas a querer. ¿Entendido?
    
    —Si Silvia.
    
    —Bueno. Mejor así. Consolador chico en la concha, el grande en el culo y boca arriba.
    
    Ana lo hizo, se empezó a masturbar y nuevamente se puso a chuparme la pija hasta ponerla bien dura. Se puso sobre Ana, haciendo un 69 y me dijo que se la meta.
    
    Me puse detrás de Silvia y la empecé a bombear con todo y ella a enterrarle el consolador con violencia en el culo.
    
    —Mira putita, mira como me hace el amor, te juro que me vuelve loca como me la entierra. Tenes un ...
    ... buen primer plano…
    
    Escuchar a Silvia me volvía más loco, acabé dentro de ella y seguí bombeando. Vi como en el rostro de Ana caía mi esperma y los fluidos de Silvia. Ana como podía trataba de juntarlos con la lengua mientras chupaba a Silvia.
    
    —¿Queres hacerle el culo amor? Me preguntó.
    
    —Si me dejas…
    
    —Por supuesto.
    
    Me corrí, hice poner a Ana en cuatro, Silvia se acostó con su concha bajo la boca de Ana, y lentamente le fui metiendo mi pija.
    
    —Amor, sin piedad mi vida. Me dijo Silvia.
    
    La enterré con todo y Ana dio un grito mezcla de dolor y de placer. La tomé de la cintura y golpeaba mi pelvis contra su culo.
    
    —¿Qué sos? Le preguntó Silvia a Ana.
    
    —Una putita, su juguete…
    
    —¿Te gusta como te rompe el culo mi hombre?
    
    —Sí…
    
    —Quiero que Martín te escuche: ¿Qué sos?
    
    —Una putita.
    
    —No te escucha…
    
    —Una putita, su juguete. Gritó Ana.
    
    —Así me gusta.
    
    Silvia empujó con todo la cabeza de Ana entre sus piernas y casi al mismo tiempo, acabé en el culo de Ana, que tuvo un tremendo orgasmo y Silvia acabo en su boca.
    
    Nos separamos, Silvia y yo nos bañamos, mientras Ana se vestía si ponerse la tanga como le indicó Silvia. Nos vestimos, pagué, y partimos a llevar a Ana.
    
    —¿Te gustó putita?
    
    —Si Silvia.
    
    —¿Qué se dice?
    
    —Gracias…
    
    —Bien… Acordate lo que te dije. No jodas.
    
    —No Silvia, no voy a joder.
    
    Bajó del auto y entro al edificio.
    
    —Esta en serio que no jode más.
    
    —No lo dudo. 
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