Hipnosis erótica
Fecha: 29/03/2018,
Categorías:
Control Mental,
Autor: fran menon, Fuente: CuentoRelatos
... eres mi amigo, necesito alguien en quien confiarme no un juez. El caso es que aquella situación me dejo fuera de sí y comprendí que dentro de mí misma habían situaciones poco conocidas, deseos ocultos que paradójicamente yo solucionaba a los demás pero nadie podía solucionarme a mí misma. Te conozco de sobra, estás soltero como yo. No te estoy planteando que tengamos sexo, ni siquiera una relación, estamos por encima de eso creo, quiero que compartas conmigo estos trabajos pese a rozar la ilegalidad y la inmoralidad más escandalosa, que seas mi cómplice, mi ayuda, mi amigo. No tengo nadie que me pueda hipnotizar, evidentemente yo no puedo hacerlo, en dos semanas podría enseñarte todos los secretos y estarías perfectamente capacitado, te pido el favor que lo hagas conmigo, que me lleves al mundo oculto de mis deseos y fantasías mas reprimidas. Tengo tanta, tanta confianza en ti que sé que puedo estar tranquila y no serias capaz de abusar de mí mientras lo hago. Por favor, te necesito, eres la única persona en el mundo a quien le pediría algo así. A cambio te ofrezco mis trabajos sin ningún tipo de reservas, mis pacientes, juntos podremos explorarlos, trabajar... tengo pacientes, mujeres terriblemente hermosas, podrás quedarte a solas con ellas el tiempo que desees. Aquella mañana no fui a trabajar, llamé por teléfono simulando una gripe y me quedé en la cama saboreando aquella charla. La imagen de Nuria, hermosa y congelada en los años, su aparición espectacular, teatral, y ...
... especialmente única como siempre me había dejado en un estado de asombro. Evidentemente acepté la propuesta, no era ningún imbécil, la legalidad y la moralidad establecida no era algo que fuera demasiado con mi forma de ver la vida. Más o menos en los casos de necesidad la ley otorgaba al padre necesitado la escusa en el robo de alimentos de primera necesidad para su familia, así que más o menos yo me otorgaba aquella dispensa social por el estado de necesidad personal. Sin darme cuenta mi mano ya estaba bajo el calzoncillo y me estaba masturbando con la escena de Nuria y su labio torcido al revivir la historia que tanto la apenaba, eyaculé escandalosamente sobre las sábanas. Un mes después al que precedieron clases y clases de las técnicas aprendidas por Nuria, discusiones, estados de nervios, y abandonos de medio día en los que parecíamos de nuevo estar entre aulas discutiendo e insultándonos sobre los distintos puntos de vista, por fin llegó el día soñado de la primera práctica. Si íbamos a ser inmorales, ilegales, se trataba de hacerlo bien y dentro de nuestra más estricta ética, así que me quedé encerrado en el pequeño cuarto contiguo a su despachito esperando que entrara su paciente. Oí cuando saludaba, oí las primeras frases convencionales, incluso por una pequeña hendidura pude ver una mujer de formas hermosas, morena, esbelta, que lloraba a lágrima partida en los quince primeros minutos sobre el abandono de su vida y lo vacío de esta. Llevaba una falda de tubo que ...