1. Hipnosis erótica


    Fecha: 29/03/2018, Categorías: Control Mental, Autor: fran menon, Fuente: CuentoRelatos

    'Tuvieron ojos y no supieron ver, tuvieron oídos para oír y no supieron escuchar'. (Antiguo Testamento) No pude terminar la carrera de psicología, apenas me faltaba un año para dejar de soportar aquella universidad monolítica cuando un empleo en la administración me guiñó el ojo. El resto de mis compañeros habían ya hipotecado su futuro, incluso Nuria, la rebelde, la reaccionaria, la más contestaria de mis compañeras atacada por un repentino mantra familiar de pobreza se inscribió en un patético curso puente de pedagogía que le permitiría ganarse cómodamente el pan entre niños sin cuello y toneles con chupete. Nuria era el espejo eterno de la levedad pesada del ser de llamarse Nuria, si había alguna situación mágica y especial que alguna mujer pudiera fastidiar era el tipo de cosas en la vida que ella adoraba. Solo Nuria podía en una reunión de madrugada, en una vieja casa en ruinas y a la luz de las velas y cuando todos dormían, revisar los postulados de Nietzsche quitándose levemente su camiseta y charlando en sujetador porque simplemente le apetecía ponerme nervioso. Nunca fuimos nada más que amigos, tenía un novio adorable que estudiaba económicas y que de manera adorable la dejaba sola durante meses y meses, por poco que se conociera a Nuria era el tipo de relación que ella buscaba... una mentira. Los pesados apuntes, los pesados discursos del Catedrático 'Yo', el nerviosismo de los exámenes, y los pasillos de aulas repletos de acné y pasos por el invernadero débil de ...
    ... la antesala de la vida se transmutaron por negociados en la administración y toneladas inútiles de papel oficial. Ya no soportaba discursos de gente amargada y frustrada, ahora debía de aprender a convivir con gitanos comerciantes de sí mismos, especialistas en la venta ambulante de su persona. Habían pasado más de cinco años, no tenía un futuro especial ni brillante en la administración, y el gusanillo de terminar la carrera pareció quedar dormido. Mis días eran una preciosa rutina cuadriculada que bien podía resumirse así: Levantarse, desayunar, ocupar una silla, leer la prensa, almorzar, tomar cervezas, ver la televisión, dormir. No tropecé con Nuria por casualidad como en las novelas, tampoco fue al salir de una conferencia sobre la psique del mosquito amazónico, una tarde al levantar el teléfono de casa apareció su voz y eso fue todo, como siempre, como si apenas hubieran pasado las vacaciones de verano. -Cabeza, como estas? -No me llames cabeza, sabes que no me gusta. Habían pasado más de cinco años y allí estábamos, hablando como si solo hubiera pasado un mes. Solo una vez anecdótica y perdida hace dos años nos habíamos visto, no necesitábamos decir lo contentos, lo emocionados que estábamos de oírnos, de tener noticias del otro pero por los matices de la voz lo sabíamos. Nunca la había conocido tan emocionada, tan de voz quebrada excepto cuando se abrazó al camarero de un restaurante chino en solidaridad por la matanza de Tia Na Men. -Bueno, te resumo mi vida en dos ...
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