1. Disfrutando la verga del medio hermano de mi esposo


    Fecha: 12/08/2025, Categorías: Incesto Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... directamente. Esa tarde noche no me escribió. Volvimos a bailar algunas veces, se dedicó a tomar con sus hermanos, primos, amigos y me dediqué a jugar con mis hijos.
    
    Al día siguiente, a media mañana me escribió. Me dijo que necesitaba verme, que quería verme, que deseaba estar a solas conmigo. No me dijo que quería cogerme, pero era tan obvio todo, tan directo y sin rollos que estaba entregada. Mi esposo trabajaba ese día. Por la tarde podía salir algunas horas, dejando a mis niños en casa con la señora de la limpieza. Tomé la decisión de verlo ese mismo día.
    
    Coordinamos encontrarnos en un café discreto en Miraflores, había ido allí con mi suegro y sabía que era realmente tranquilo y sin moros en la costa. Desde allí nos fuimos a un hotel al que también había ido con mi suegro.
    
    Con la mayor frescura, en recepción, delante de los que allí estaban me dijo “cuñadita no tengo soles, ¿pagas tu?”. Más que molestarme o incomodarme, me calentó más aún.
    
    En la habitación nos desnudamos, sin besos de preámbulo. Desnudos ya pude ver su verga, hasta en ello igual a su padre, una verga vigorosa y tentadora, grande, muy grande, hasta dormida completamente flácida como la tenía en ese momento. Me miró y me dijo “se que te gusta, ven y despiértala”. Se acostó, boca arriba, me arrodillé a su costado y comencé a chupársela con todas mis ganas, con las ansias y el morbo contenido. En segundos estaba erecta, dura, gruesa, larga, como la de su papá.
    
    “Se nota que te gusta cuñadita” ...
    ... me dijo y si, como me gustaba su verga. Sin pedirle ni decirle, me levanté y me senté sobre él. Acomodé su verga en mi concha y bajé rápidamente hasta sentirla toda adentro. No pude evitar un fuerte gemido que seguro escucharon a los lados y en el pasillo. Empecé a moverme frenéticamente hasta tener un primer orgasmo. Él no hacía nada, solo me miraba suciamente y me hacía sentir, sin palabras, que era una puta, que era la esposa de su hermano, su cuñada siendo infiel.
    
    Luego del primer orgasmo decidí cambiar de posición y le dije “hazme tu perra”. Me acomodé como tal y se puso detrás de mí.
    
    Tuve otro orgasmo y sudaba de placer, estaba desaforada. Me empujo y quedé boca abajo. Con el culo al aire. En ese momento mencionó a su papá por primera vez “este culito me recomendó papá”. No dijo más. Cerré los ojos y sentí como untaba mi culito con saliva con sus dedos. Luego lo sentí ponerse encima mío. Sentí sus palabras al oído “cuñadita, te vas a comer toda mi verga en el culo” y poco a poco lo sentí entrar. Fue despacito, centímetro a centímetro. Como si me cuidara. Como si fuese una virgen anal. Pero no, no era eso, iba disfrutando cada centímetro. Hasta que tuve toda su gruesa y larga verga dentro.
    
    Y se volvió loco. Empezó a moverse con violencia casi salvaje. La sacaba toda y la volvía a meter. Se movía rítmicamente o sin ritmo, salvajemente en todos los casos. Sentí que no pensaba en mí, que solo me usaba, que solo me disfrutaba. Yo gemía y hablaba, gritaba, palabras de ...