1. Laura, experiencias sexuales


    Fecha: 15/08/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Laura. Soy una chica más bien delgada, con el pelo corto de color pelirrojo y suelo llevar puestas gafas negras de pasta. He probado con las lentillas, pero me molestan, así que me quedo con las gafas. Además, no me quedan mal, y una amiga me ha confesado que me hacen más sexy. La verdad es que no sé si concederle demasiada credibilidad al comentario, sobre todo teniendo en cuenta que tuvo lugar en un bar con música a eso de las dos de la mañana y que mi amiga estaba con ese puntito que da el alcohol.
    
    Yo no bebo, una copa y voy que me mato. Tengo otras aficiones, por ejemplo el sexo. He probado eso de besar a otras mujeres, incluso una vez, con una compañera gordita y super cariñosa, practique eso que los angloparlantes llaman "humping". El caso es que mi compañera se apoyó de rodillas en la cama con el amplio y temblón culete al aire y yo, sin sujetador y sin quitarme los vaqueros, comencé a chocar mis partes contra su trasero, como si estuviese penetrándola por detrás. Se puso como loca, gimiendo, pidiendo más y más y luego, sujetándome la cabeza y dándome un beso con lengua con mucha saliva.
    
    La experiencia no estuvo mal, pero no me llenó del todo.
    
    Una semana después conocí a Antonio. Cuando me besó sentí algo especial, su boca sabía muy bien, era algo adictivo. Me pasé gran parte de la noche pensando en él, en su beso, en su cuerpo y en como sería sentirle dentro.
    
    A la tercera, llegó la oportunidad, hicimos el amor. Metió su pene en mi vagina y la ...
    ... sensación fue maravillosa.
    
    Paso una semana, yo no podía pensar en otra cosa. No soy de las que se masturban con frecuencia y sin embargo, me encontré a mi misma, recién salida de la ducha, frotando mi sexo contra una almohada mientras pensaba en él. Incluso en el trabajo, sentada en el retrete, mientras orinaba y dejaba escapar algún pedo, me toqué y acabé cerrando y abriendo el agujero del culo con la vista nublada y mis dedos empapados de deseo.
    
    El jueves tuvimos una nueva cita. Estaba nerviosa, con muchas ganas de experimentar sus caricias, pero, de algún modo, logré controlarme y hablar con coherencia. Antonio es bastante culto y su voz, atractiva de por sí, se combina con una facilidad de palabra que hace que la conversación fluya. En ese momento, aquel jueves, tuve deseos de besarle y jugar con su lengua, a lo mejor en el intercambio de fluidos se me pegaba algo de su dicción.
    
    - ¿Te gustan los azotes? - preguntó de repente.
    
    Tomada por sorpresa me costó unos minutos reaccionar. Él, consciente de la situación, tomo la palabra y con la seguridad que le caracterizaba, expuso sus fantasías.
    
    No quedamos en nada concreto, pero en mi interior sabía que, algún día, tendría que probar eso y satisfacer su fetiche aunque solo fuese por miedo a perderle.
    
    La ocasión se presentó una semana después. Le invité a cenar, pero, sin querer, olvidé por un momento que tenía la pasta en el horno y se quemó el gratinado. Con la cara colorada le ofrecí mil disculpas, pero él, ...
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