1. Laura, experiencias sexuales


    Fecha: 15/08/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... durante un instante sonrió. Luego, con rostro serio, dijo.
    
    - Has quemado la cena, como castigo hoy no habrá sexo.
    
    Sin pensarlo protesté, le dije que eso no era justo que...
    
    - Mira, pareces una cría. Hoy no hay sexo porque estoy enfadado contigo y si tenemos sexo, bueno, no te trataría como una dama.
    
    Mi rostro, por algún motivo, se ruborizó aún más. Mentiría si dijese que no estaba nerviosa, que aquel tipo no me daba algo de miedo en ese momento. Sabía que sus manos, sus músculos, su fuerza podía someterme en cualquier momento y poseerme con una rudeza salvaje y sin embargo, por nada del mundo hubiese querido estar en otro sitio que no fuera allí, con él.
    
    Pensé en él y me mojé.
    
    - Voy a cambiarme de bragas. - dije en voz alta.
    
    El replicó.
    
    - Eres una guarrilla. Mejor me voy antes de que esto se vaya de las manos.
    
    - Espera, déjame cambiarme y hablamos.
    
    Me cambié de bragas en la habitación poniéndome en su lugar un tanga. Fui a ponerme el pantalón, pero desistí. En su lugar me quité la camiseta quedándome en ropa interior, calcetines y gafas.
    
    Salí.
    
    El me miró de arriba a abajo con deseo.
    
    Caminé de manera sensual hacia la cocina, abrí un cajón y saqué una cuchara de ...
    ... madera y ofreciéndosela dije.
    
    - He sido una chica mala, ¿me das unos azotes?
    
    En un instante, moviéndose con rapidez, me tumbó sobre su rodilla y comenzó a azotarme en las nalgas con la cuchara. Los golpes escocían y mientras mis glúteos cogían color protesté moviéndome para tratar sin éxito de evitar los impactos.
    
    Cuando me soltó, había pasado poco más de un minuto.
    
    Le miré con rabia mientras frotaba mi trasero encendido.
    
    Él se acercó y me retiró las gafas, luego, sujetando mi cabeza con firmeza y delicadeza a un tiempo, me besó en los labios con pasión.
    
    Abrí la boca y dejé que nuestras lenguas se encontrasen.
    
    Luego, de alguna manera, me arrodillé, bajé la cremallera de sus pantalones, liberé el miembro y lo metí en mi boca, chupándolo con ansia. Lo saqué, tosí, chupé y besé la punta y volví a meterlo en la boca, la saliva resbalando por la comisura de mis labios.
    
    Pronto me encontré boca abajo sobre la cama, sin tanga. Antonio metió su pene de golpe, envistiéndome. Me mordí el labio para evitar gritar. Me dio un azote en la nalga derecha y volvió a penetrarme, dejando caer el peso de su cuerpo sobre el mío. Una oleada de placer recorrió mi cuerpo y no tardé en alcanzar el orgasmo. 
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