La esclava del poker - Relatos Eróticos

La esclava del poker

... entró a reír y le dijo, podés gritar todo lo que quieras, mi amor. Nadie te va a venir a rescatar.

Esto es lo que escuché:

Ella se dio cuenta que había perdido esa batalla y no le quedaba otra más que entregarse a lo que quisiera hacer con ella. Pasó a un cuarto, se vistió y salió. El dueño de las mesas la miró de arriba a abajo, deseándola, queriendo desvestirla con la mirada, queriendo tocar cada parte de su cuerpo y queriendo usarla como una puta. La hizo girar y se dio cuenta que no se había colocado el plug. Entonces se acercó a ella, la llevó del brazo y a las tirones la puso sobre una mesa e hizo que apoyara la mitad de su cuerpo sobre ella, que se recostara, quedando su culo a merced de este hombre. Él se agachó, corrió su tanga, la abrió de nalgas y empezó a pasar la lengua por todo su culo, mojándolo. Luego comenzó jugar con los dedos y ella entraba en desesperación, ella gritaba que no, que no quería.

Del otro lado Marcelo escuchaba todo, caminaba nervioso, se agachaba, se tiraba del pelo, lloraba, escuchando como su mujer era abusada por su vicio al juego.

El dueño de las mesas seguía jugando con el ano virgen de la mujer y cuando ya pudo dilatarlo un poco, tomó el plug anal y se lo introdujo. Empezó a jugar un poco con él mientras la mujer seguía gritando e intentaba levantarse, pero él una y otra vez presionaba su cabeza para que quedara apoyada sobre la mesa.

Una vez que estaba lista la dejó enderezarse. Ella, llena de lágrimas en los ojos, ...

... humillada, lo miró. Él le colocó un collar con una correa en su cuello e hizo que se arrodillara y caminara en cuatro patas hasta otra mesa donde había seis o siete hombres iguales o peores que el dueño de las mesas. La hizo subirse arriba de la mesa y le dijo, este es el pago que tu marido me debe hacer y como es un pobre infeliz te está mandando a que lo hagas vos. Así que durante toda esta noche vas a ser nuestro juguete y vas a hacer todo lo que te digamos y a nada vas a decir que no. Ella estaba humillada, desesperada, asustada porque no sabía que iban a hacer con ella.

"Muchachos, es toda suya". Los hombres comenzaron a tocarla, a desvestirla,

Uno de ellos comenzó a jugar con el plug anal, otro metía sus dedos en la concha, en seco, le dolía, gritaba. Enseguida otro se ocupó de que esos gritos se ahogaran con una verga en la boca. Empezó a ser cogida por la boca, a ser atragantada. Chorros de saliva caían sobre la mesa y ella intentaba aguantar las ganas de vomitar.

En eso sintió que retiraban el plug anal.

Uno de los hombres se metió entre sus piernas y se deslizó sobre la mesa debajo de ella, lo que permitió que la agarrara de las tetas. Empezó a sentir que la chupaba y la mordía al tiempo que metía una pija en su concha.

Al mismo tiempo, otro jugaba con su culo. Metía y sacaba los dedos rápidamente.

Esas mismas manos, se apoyaron en sus caderas y una verga se apoyo en la entrada de su culo y empezó a entrar.

Esa imagen, ese momento, todo lo que le ...