Lo que escondía la gestoría (segunda parte)
Fecha: 30/03/2018,
Categorías:
No Consentido
Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos
... mis pensamientos, no dejaba de mirarme un segundo. Yo tampoco dejaba de hacerlo, su cara estaba marcada por el placer, sus pechos se habían puesto firmes y sus pezones duros. La cabeza de Sandra firmemente agarrada no me dejaba ver más, pero al cabo de un rato, cuando las manos aflojaron su fuerza y Sandra pudo liberarse, vi como sus labios estaban empapados de flujos vaginales. Posteriormente Alisa la maniató al diván de la habitación, ella se tranquilizó creyendo que todo había acabado, pero el plan seguía en marcha. Escuché de nuevo sus gritos, amenazas y llantos cuando Alisa se inclinó y le quitó las bragas. Sandra se defendió dándole con las piernas un empujón que la envió un metro hacia atrás. Fue en ese instante cuando me levanté decidido, no aguantaba más y me abracé a Alisa por detrás rodeándola con mis brazos. Giró la cabeza, aquello no estaba en el plan, inmediatamente empecé a besar su cuello y masturbarla mientras sentía la presión en sus nalgas de mi miembro erecto. Fue un instante, no me dejá más y se volvió hacia mí. Quizás me había atrevido demasiado y me había equivocado. Pero sus ojos me transmitían calor y cercanía, me besó apasionadamente, mientras sus manos desabrochaban mis pantalones. Los agarró y agachándose me los bajó dejando mi pene enfrente de su cara, lo sujetó con la mano y comenzó a lamer lentamente el glande, solo de recordar la felación que me había hecho mi cuerpo no dejaba de vibrar. Alisa lograba que te olvidaras de todo, el calor de su ...
... boca, el roce de su lengua y ver su cabeza moverse era el placer en estado puro. Cuando se detuvo, mi deseo era cada vez mayor, me sonrió y yo le correspondí. Me llevó a la cama y me tumbó en su extremo, se colocó encima como una amazona monta a su caballo, colocó el glande en la entrada de su vagina y lentamente se dejó caer hasta introducirla por completo. Su vagina envolvió a mi pene en un goce maravilloso, mi respiración se aceleraba a cada movimiento de cadera. Abrí los ojos, sus pechos se movían como si me llamasen; me incorporé y comencé a jugar con sus pezones, ella me rodeó con los brazos, pronto comenzamos a jadear con la excitación, aumentando el ritmo de penetración. -No aguanto más.- dije liberando mi boca. -Aguanta un poco más, solo un poco.- Dijo con la voz entrecortada. -No puedo, es demasiado.- respondí. Se detuvo al instante, sus manos me volvieron a tumbar sobre la cama. Me quedé expectante, quizás esperaba más de mí y la había defraudado, no lo sabía. Levantó su cadera, mi pene salió húmedo y se inclinó rozando mis labios. -Solo aguanta un poco más, quiero hacerlo.- me dijo susurrando. Subió su tronco, puso una mano en mi pecho y la otra cogió mi pene. Lo volvió a colocar en su entrepierna y nuevamente se dejó caer pero más despacio. Esta vez sentí como mi glande hacía fuerza, al penetrarla no noté la humedad de su vagina y sus músculos presionaban con más fuerza el tronco de mi pene a medida que entraba. Su rostro mostraba satisfacción, había abierto la ...