La búsqueda
Fecha: 23/03/2024,
Categorías:
Jóvenes
Tus Relatos
Autor: MN-IS, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... principal por la que ahora Moní escuchaba a su amiga contar sus “búsquedas” era porque ahora se sentía culpable. En la preparatoria, Moní era la más afortunada. Era la presidenta de su grupo y la de mejores calificaciones. No era alta y, por tanto, sus formas no eran tan pronunciadas como las de sus compañeras “más buenas”, esas que, en la esquina del fondo a la derecha, llevaban sus grandes pechos en blusas de colores eléctricos y tonteaban bruscamente con los hombres a todas horas. Sin embargo, también en ese sentido, Moní se sentía más hermosa. Precisamente por ser más delgada y más baja, sus pechos resaltaban vivamente, aún en la playera polo roja del uniforme, que ella usaba rigurosamente; lo mismo pasaba, aunque de forma menos llamativa, con sus nalgas, que la práctica del futbol había hecho respingadas y firmes.
Estos rasgo suyos intimidaban a los hombres que no la consideraban su amiga, y hacía que todos sus amigos fantasearan con ella. Sin embargo, la parte de su cuerpo que más le gustaba a ella era su cabello. Su color, que dependiendo de la luz, se acercaba más al marrón, más al pelirrojo o más al bronce, caía en ondas perfectas sobre sus hombros y ayudaba a darle armonía a su cara afilada y pecosa, de ojos largos y un poco felinos. Una vez, durante una clase, el profesor estaba leyendo un poema, que en algún momento decía «sus empavonados bucles / le brillan entre los ojos», y durante un instante vio a Moní, con ese gesto extraño que tenían los hombres cuando ...
... se sentían culpables de verla. A Moní no le gustaba ese profesor —que, por otro lado, le encantaba a Isa—, pero se sintió muy feliz de que alguien compartiera su gusto por ese cabello que peinaba tan amorosamente cada mañana.
Desde entonces habían pasado tres años. Ese profesor había renunciado de la nada. Isa lo lamentó mucho y Moní se burló de ella:
—¡No tiene ni tres días que te “desocupó” el idiota de tu novio, y ya andabas buscando pija hasta debajo de las piedras! ¡Pero es que ni era guapo el profe!
—Sí, sí. Igual no era guapo, pero tenía un nosequé.
—¡Un “nosequé”! ¡Un “nosequé”! Señores, —dijo al aire, aunque estaban solas— ¿alguien tiene un nosequé que le regale a esta damisela necesitada?
Así se burlaba Moní de todo el mundo en sus años felices. Pero sí sabía a qué se refería Isa. Ese profesor, joven y regordete, conservaba el carisma juvenil de los universitarios, y tenía una labia graciosa y comprensiva. Sin embargo, a ella esas cosas no le interesaban. Una vez, el primer día de clases, había coqueteado con él, pero había sido solamente para medirlo. Lo hubiera reportado y despedido si él le coqueteaba de vuelta, pero le molestaba un poco que no lo hubiera hecho.
En fin, Moní se sentía culpable por las crudas burlas que había hecho sobre la sexualidad de su amiga, y también por haberla opacado siempre con su propia belleza. En realidad, Isa le pareció siempre muy linda y, ahora mismo, en el subterráneo, en ese día caluroso, hallarla tan atractiva empezaba a ...