1. La página que cambió mi vida


    Fecha: 28/05/2024, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: D, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Durante semanas, había estado chateando con Javier, un hombre mayor y robusto cuya presencia me estremecía incluso a través de la pantalla. Nuestras conversaciones estaban llenas de fantasías compartidas que me dejaban ansioso por sentir su tacto. Por fin, acordamos encontrarnos en mi azotea, un refugio que siempre había sido mi escape.
    
    En una tarde cálida de verano, Javier llegó a mi edificio alrededor de las tres de la tarde. Lo conduje a la azotea que había preparado meticulosamente con velas encendidas y una manta extendida, todo listo para una experiencia inolvidable. Yo vestía un conjunto de lencería negra de encaje, sintiendo la suavidad de la tela aumentar mi anticipación.
    
    Al verlo subir los últimos escalones, mi corazón comenzó a latir con fuerza. Javier me miró con ojos llenos de deseo, recorriendo mi cuerpo con la mirada antes de acercarse. A pesar de su corpulencia, irradiaba confianza. Sus manos grandes y firmes rodearon mi cintura, atrayéndome hacia él. Nuestros labios se encontraron en un beso profundo, cargado de anticipación acumulada.
    
    Sus manos exploraron mi cuerpo con delicadeza y urgencia, encontrando mis pezones a través del encaje, ya endurecidos por la excitación. Solté un gemido cuando Javier los pellizcó con firmeza, el placer irradiando desde mi pecho. Los pellizcos se hicieron más insistentes, y me arqueé hacia él, buscando más contacto.
    
    Javier me llevó suavemente hacia la manta, sus manos viajando por mi cuerpo mientras bajaba mis ...
    ... bragas de encaje. Sentí una mezcla de nerviosismo y excitación mientras me acomodaba, mis piernas abiertas, expuesto bajo el sol. Javier se arrodilló entre mis piernas, sus ojos fijos en los míos. Su mirada era intensa, llena de promesas de placer.
    
    Comenzó besando el interior de mis muslos, sus labios y lengua dibujando caminos de fuego sobre mi piel. Cada beso, cada caricia, me hacía temblar de anticipación. Finalmente, sus labios alcanzaron mi erección. Solté un jadeo cuando su lengua tocó la punta, el calor y la humedad de su boca envolviéndome en una sensación exquisita. Javier se tomó su tiempo, explorando cada centímetro con su lengua antes de comenzar a succionarme con un ritmo lento y constante.
    
    El placer era abrumador. Me arqueé hacia él, mis manos encontrando su cabello, mis dedos enredándose en él mientras él aumentaba la intensidad. Sus labios se cerraron con firmeza alrededor de mi erección, su lengua trabajando con habilidad. Cada movimiento, cada succión, enviaba oleadas de placer a través de mi cuerpo.
    
    Mis gemidos llenaban la azotea, el calor del sol en mi piel, el viento susurrando a nuestro alrededor. Javier aceleró su ritmo, su boca moviéndose con una urgencia que reflejaba nuestra anticipación. Sentí la presión acumulándose en mi abdomen, el placer alcanzando su punto máximo.
    
    Con un grito de placer, me liberé en su boca. Javier no se detuvo, sus labios y lengua trabajando hasta que el último temblor de mi clímax se desvaneció. Se retiró lentamente, ...
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