Marisa y Julian | tia y sobrino parte 1
Fecha: 23/07/2024,
Categorías:
Incesto
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Autor: relatos IA, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... ser liberado. Sin decir una palabra, ella levantó la cabeza y lo besó. Sus labios eran suaves y cálidos, y él respondió con urgencia, sus brazos rodeándola mientras profundizaba el beso.
Marisa se sintió viva por primera vez en años. Las manos de Julian bajaron por su espalda, acariciando suavemente su piel a través de la camiseta holgada. Ella gemía suavemente en su boca, sus manos enredándose en su cabello.
Tiró de la camiseta por encima de su cabeza, dejando al descubierto su cuerpo. Los ojos de Julian brillaron con admiración cuando la vio allí, deseándola. Ella no se sentía insegura ni avergonzada; en cambio, se sentía poderosa y deseada.
Las manos de Julian bajaron por su cuerpo, acariciando sus pechos a través de su sujetador. Ella arqueó la espalda, empujando sus pechos hacia él, deseando sentir sus manos en su piel desnuda. Él obedeció, desabrochando su sujetador y liberando sus pechos, masajeándolos suavemente con las palmas.
"Tú... eres tan hermosa, tía", susurró Julian, bajando su cabeza para tomar un pezón erecto entre sus labios, chupando suavemente mientras ella gemía y se retorcía encima de él.
Las caricias de Julian eran expertas y pronto Marisa sintió que se acercaba a un clímax. Pero quería más, quería sentir todo lo que su sobrino podía darle. Así que lo empujó suavemente hacia atrás y se levantó de la cama, quitándose la ropa con movimientos lentos y sensuales.
La mirada de Julian se oscureció de deseo cuando ella se quitó la ropa interior, ...
... quedando completamente desnuda ante él. Su cuerpo maduro brillaba a la luz suave, sus curvas suaves y seductoras. Avanzó hacia él, subiéndose a la cama y arrodillándose entre sus piernas.
Julian jadeó cuando ella tomó su rostro entre sus manos y lo besó apasionadamente. Luego, bajó lentamente, besando su cuello, su pecho, hasta que finalmente llegó a la cintura de su pantalón corto. Desabrochó el botón y bajó la cremallera, liberando su erección.
Marisa tomó su miembro en la mano, admirando su longitud y grosor. Lo acarició lentamente, sintiendo su calor y dureza en su palma. Luego, sin más demora, lo lamió desde la base hasta la punta, saboreando la sensación de él en su boca.
Julian gimió y se retorció debajo de ella cuando ella lo tomó en su boca, chupando y lamiendo con habilidad. Una de sus manos se enredó en su cabello, guiándola en su ritmo, mientras gemía su nombre en voz baja.
La habitación estaba llena de sonidos lascivos: los sonidos de las respiraciones agitadas, los gemidos sofocados y la chupada húmeda. Marisa se sentía eufórica, llena de un poder y una confianza que nunca antes había experimentado. Sabía que lo que estaban haciendo estaba mal a tantos niveles, pero en ese momento no le importaba. Todo lo que importaba era el placer que se estaban dando mutuamente.
Julian estaba cerca del borde, sus caderas empujando hacia arriba mientras ella lo llevaba al límite con su boca hábil. Pero ella quería sentirlo dentro de ella, así que lo soltó con una última lamida y ...