JUEGOS INFANTILES
Fecha: 03/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... almohada para que no notaran nada.. - ¿Quienes son las estatuas que no se van a reír? les dije con voz de ultratumba. Acto seguido comencé a hacerles cosquillas en las orejas, en el cuello, en los sobacos, en el estomago, y ellas haciendo esfuerzos por estar serias. - Esta es la mano peluda que va a hacer reír a mis niñaaaaaaas. Fui subiendo una mano lentamente por el muslo de Adriana, al llegar a su coñito peladito y suave, empecé a acariciárselo y le hacia apretones, del esfuerzo por contener la risa paso a poner carita de suspenso, sentí palpitar su clítoris cuando se lo apreté y cerró los ojitos. Luego a Gloria pero más suavecito y por encima de la braga, me miraba agitadita como interrogándome con los ojos, a las dos se les encendieron las mejillas. La sangre golpeaba en mi cabeza, la malicia me invadió, el saber que estaba cometiendo el pecado del incesto aumentaba mi excitación. - Como las dos ganaron les voy a dar chocolatinas pero eso si, se lavan los dientes y se acuestan. - Papá hágame mas y vera que no me rio, dijo Adriana. - A mí también, susurro Gloria. - No mañana jugamos más, les dije besándolas en la boca. Esa noche aunque sintiéndome culpable me masturbe pensando en mi hijas. Otro juego era el del clásico caballito que casi siempre se los hacía cuando salíamos del baño después de ducharlas para prepararlas para cenar y dormir. Las llevaba a la alcoba y antes de vestirlas las horqueteaba cada una en una pierna mía y las mecía un poco. - Arre caballito que nos ...
... vamos de paseo, luego con la yema del dedo les acariciaba los botoncitos del clítoris, solo por el placer de ver las reacciones en sus caritas. Los tocamientos era el tema principal en los juegos, claro que un día tuve que advertirles que de los juegos no le podían decir nada a nadie o si no, no volvíamos a jugar. Otra vez simulando enojo y delante de Adriana: - Gloria, ¿usted estuvo contando de lo que jugamos? - No, papito yo no, contesto abriendo unos ojazos grandes de sorpresa. - A bien porque ya estaba pensando en no dejarla jugar hoy. Fue pasando el tiempo, Gloria cumplió 7 años y Adriana 8 y medio, los juegos también evolucionaron. Uno de los preferidos en esos días eran las escondidas, pero a nuestra manera, por ejemplo: nos encerrábamos en la habitación, ellas como siempre solo con las braguitas, apagaba la luz y comenzaba a buscarlas como si no las viera. - Donde estaráaaaaaaaan? Y ellas calladitas. Iba detrás de la cortina donde estaba Adriana y palpando como ciego metía mi mano por entre la braguita y le agarraba la vagina. - ¿Esto que es? Que no veoooooo. - Mi vaginita papá. Me susurraba al oído abriendo las piernitas. Se la acariciaba un rato, y ella calladita jadeando, cuando sentía que se iba a mojar me decía que le apretara el botoncito con los dedos, yo la complacía un rato y la cargaba a la cama. - Eres mi prisionera y salía a buscar a Gloria, la encontraba casi siempre acurrucada en un rincón tapada con una colcha, buscando por su cuerpito le metía la mano ...