1. 80 en Japan


    Fecha: 05/04/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... las 23.00? ¿Si?Automáticamente se lo pasé, mientras un hilo de baba caía desde mis labios. Deambulé por los pasillos de la Universidad y en las aulas. Y justo a las 23.00 estaba sentado solo en casa, frente al teléfono y en calzones. Tardó diez minutos eternos en sonar. Cuando atendí su voz me erizo la piel, paró los pelos de mi nuca, me aflojó el agujero del culo e hizo que se parara mi pija en un tamaño nunca visto. Insinuante y casi inaudible estaba comiéndome el cerebro. " "Estoy destruida, mi novio me engañó."El novio hacía más de 2 meses que mantenía otra relación paralela y la había plantado en una cena donde ella descubrió la verdad. La hago corta, ella lloraba pero su voz, para mí, era el mismo orgasmo continuo. Treinta minutos después había conseguido calmarla y hablar de cosas más interesantes. Ya llevaba 20 minutos masajeándome el mástil de arriba hacia abajo y a diestra y siniestra cuando me preguntó cuantas veces tenía sexo por semana. La pregunta no era sorpresiva, estaba en línea con nuestra relación, lo difícil era responderla. " "Menos de las que deseo, no es el fuerte de mi pareja." - Era casi toda la verdad, el miedo al embarazo, mis horarios en la facultad, el trabajo. Mi novia tenía todas las excusas y yo se las aceptaba. Gozaba de algunas pajas de antología, alguna que otra mamada rápida. Pero de coger ni hablemos. " "¿Y ahora como estás? ¿Tenés ganas?." - Su voz susurraba en mi oído y mi pija daba cabezazos de alegría." "Estoy al palo y en calzones ...
    ... hablando con vos."" "¡Pajeate! ¡Dejame escucharte cuando acabes!"Su voz hipnótica no me dejó dudar. En menos de un minuto acabé jadeando, abrazado a un viejo teléfono Siemens, de baquelita negra y con discado numeral de rotación. " "Fue increíble, ¿No?. ¡Yo sabía que íbamos a terminar así!." - Reconozco que me asustó su frase. Pero realmente fue espectacular. Sentir su voz pidiendo mi leche desde el auricular, oír el relato de su boca mamándome, escucharla gemir conmigo aceleraron mi ritmo hasta el límite y me llevaron a una excitación sin antecedentes. La acabada fue monumental. Tenía leche desde el vientre hasta la punta del pié, el piso estaba salpicado en manchas groseras y los números del teléfono apenas se veían bajo los gotones. Pactamos reunirnos y conocernos físicamente el sábado, a las 15.00 horas, en Callao y Santa Fé. La imaginé, (sabíamos que ropa iba a usar cada uno), de casi todas las maneras posibles. Sueño de morocha impresionante y ojos verdes, o quizás de rubia muñequita de escaparate. Flaca y antipática, o mal cogida y malhumorada. Nariz de bruja y ojos saltones, Gorda, rolliza y bonachona. Pelirroja y pecosa. Alta y mala. Petisa y tetuda. Petisa y sin tetas. Negra y con rulos. Judía o Árabe y hasta transexual podría haber sido. Creí haber abarcado todas las posibilidades y en cada una había elaborado una estrategiaLlevaba más de 15 minutos esperando. No fue la descomunal rubia que se sentó en la mesa del viejo gordo. Tampoco la gordita que se pidió un ...