Entre juegos y bromas
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
ENTRE JUEGOS Y BROMASHace un tiempo conocí una chica vía chat. Yo tenía 17 años; ella 28. Desde un principio congeniamos. Como yo era de Madrid y ella de Barcelona, durante un largo período hablamos por el móvil. Así hasta que, por casualidad, tras decirle que tenía ganas de irme fuera de Madrid algunos días, me comentó que en el verano en su casa sus padres marchaban de vacaciones y quedaba ella sola. El tiempo pasó y en verano, contando yo con 19 y ella 29, fui a su casa como acordamos.Cuando llegué allí yo estaba bastante nervioso, pues no nos habíamos visto nunca, pero sabíamos mucho el uno del otro. Yo era un poco más alta que ella. Los dos éramos físicamente atractivos. En principio yo iba allí para desconectar de Madrid y pasar unos días tranquilos. Así, con algo de nervios fue el primer contacto. Estábamos solos en su casa, hacía calor y teníamos una semana por delante.Salimos a cenar fuera esa primera noche, a una pizzería que estaba bastante concurrida. Yo iba vestido con un pantalon de color veis y gersey azul, y ella con un pantalón negro ajustado y un top rojo. Yo había pensado bastantes veces en ella y en cómo sería nuestro contacto. Con tanta gente teníamos que estar juntos en la mesa y nos reíamos y lo pasábamos bien. Yo ciertamente estaba muy excitado, tanto por su presencia como por sus insistentes bromas acerca del sexo y de nosotros. A ella se la veía también bastante contenta y con miradas bastante subidas de tono. Pero de ahí no pasó la cosa; volvimos a ...
... casa, charlamos un rato en el sofá viendo la tele y nos acostamos.Nos levantamos tarde. Cuando salí al salón con pantalones cortos y sin camiseta me la encontré con una especie de calzón blanco muy corto que dejaba a la vista sus piernas perfectamente depiladas que se reflejaban. Encima llevaba una de esas camisetas negras ajustadas de tirantes que tan bien marcan. Yo, con mi obsesión siempre presente la miraba intentando contenerme. Conste decir que soy muy tímido y recatado; ella lo sabía y jugaba constantemente con ello y me intentaba poner colorado con gracias subidas de tono.- Oye, Alberto, hacía calor... pero viéndote así medio desnudo ¡es que me estoy quemando! -dijo ella irónicamente y lanzándome una sonrisa picante-.Yo sonreí con ingenuidad. Me gustaba que ella me tratara así, y yo hacía por que así fuera. De este modo pasó el día, cada uno estuvimos leyendo y haciendo cosas por nuestro lado. Comimos, sin nada más que las habituales bromas. En la tarde dimos un paseo y cenamos. Al volver a casa nos pusimos nuevamente cómodos, como en la mañana, aunque yo ahora me puse el pantalón de pijama, que era más corto y ajustado que el de deporte. En el salón había dos sofás, pero curiosamente uno estaba ocupado por unas cajas. Encendimos la TV y nos sentamos una al lado del otro en el sofá. Era grande, pero quedábamos a pocos centrímetros el uno del otro.- Alberto, ya sabes que yo me echo de esos potingues de chica que te he contado más de una vez. Me voy a echar unos ahora, ...