Entre juegos y bromas
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... siento Eva, pero... -decía yo como excusándome, haciendo que tod la responsabilidad y decisión cayera sobre ella, pero dejando clara mi situación de calentón-. Así, mientras estábamos medio abrazados comenzamos a jusntarnos y oprimirnos más. Ella estaba ya casi encima mía y su muslo me rodeaba la cintura de modo que mi pene quedaba bajo él. Ella no podía más que sentirlo ahí. Sus naglas estaban contra mi cadera y sus pechos totalmente contra mi hombro y brazo. Ella me miraba y se revolcaba sonriendo y bromeando de modo que rozábamos y cada roce suponía un escalofrío de placer. Ya no había nada que nos detuviera, calientes los dos como cera ardiendo nos movíamos en ese estado de caricias tan placenteras, rozando, cada vez más explícitamente. La Tv sonaba de fondo y convertía el juego en algo como fantástico, inconsciente. Al final nos fundimos en besos en la boca rápidos, muy cálidos, ella se incorporó de estar a mi lado y pasó a estar encima mía, de modo que mi verga estaba contra su vagina, entre la ropa separados. Nos besábamos más y más, yo la acariciaba la espalda, no la quitaba el sostén, la pasaba las manos por el cuello, bajaba al culo que apretaba, lo tocaba suavemente, subía, a las caderas, apretaba, me moría de placer. Ella, a su vez me abrazaba por el cuello, luego a la cadera, y con una de sus manos comenzó a meterme la mano en los calzoncillos, tocando mi muy lubricado pene que estaba más duro que nunca. - Alllberto, estoy muy excitadaaa, ...
... uff, no sé qué estoy haciendo, qué estamos haciendo. Qué calorrr, qué plaaaacer... - Sí Eva, síí... Pero me gusta, estoy en el cielo... Me cogió una mano y me la llevó a su calzón. Lo empecé a bajar y sentí que debajo llevaba un tanga. Era blanco. Los pantalones calleron. Yo sólo tenía los calzoncillos pero con la verga medio salida, y ella llevaba el sujetador, con un seno medio salido, y el tanga pero para un lado. Así estuvimos un rato, muy mojados, sobándonos y comiéndonos el uno al otro. Yo había eyaculado ya ni se sabe. Ella, cuando la toqué en su vagina pude sentir un aunténtico chorro. Nos corríamos sin parar, pero el calor no bajaba. Ya tumbados en el sofá comencé a penetrar, sin habernos despegado un momento. Entonces nos pusimos a gritar y a tocarnos y agarrarnos con fuerza entre espasmos. Mi verga entraba y salía, presionaba entre su ano y sus labios y la acariacaba con ella. Luego la metía y la empujaba con fuerza. Ella me agarraba las nalgas, las apretaba, me besaba en la boca y me lanzaba contra sus pechos para que los lamiera. Durante mucho tiempo estuvimos practicando sexo, primero así, luego oral, anal, otra vez el normal, de varias posturas... entre besos, caricias y más y más fluidos que emanaban de nuestra calentura. Hasta que caímos rendidos, y abrazados dormimos en una cama, entrelazados, con los muslos enre los musolos del otro, calientes, suaves. Besándonos, y el sueño nos llegó. Y así pasó la segunda de siete noches inolvidables. ***