Cuñada de mi corazón
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Mara, Fuente: CuentoRelatos
La familia de la que fue mi mujer de 1984 a 1998 era vecina mía, nos veíamos casi a diario y entrabamos a mi casa o la de ellos todo el tiempo, la hermana de Angélica poco a poco fue convirtiéndose en una mujer guapa, curvilínea de lindas facciones, muy femenina y muy sexi. Podía darme cuenta de que en realidad también era muy caliente, se ponía unos minivestidos y minifalditas con blusitas de tirantitos y enseñaba las pantaletas como si no quisiera y al descuido, yo a veces cuando nadie me veía le miraba esa piel clarita tersa y suave, dos hermosos muslos bien construidos se les viera por donde se les viera atraían mi mirada como imanes al acero. Realmente habíamos hablado pocas veces, solo lo normal entre cuñados, ella era muy joven e inexperta pero eso no obstaba para que siempre estuviera rodeada de amigos y seguidores del colegio que con sus risas inundaban la casa y la calle, una chica muy desinhibida, bromeaba mucho y sonreía casi todo el tiempo. Cierta vez vi sus pantaletas colgadas en el baño, cacheteras blancas, con algo de su interior pegado a dónde va la vagina, las olí con fruición notando un rico olor a vagina, me masturbé con ellas dejándoles impregnado una pequeña cantidad de mi semen y liquido de mi pene, las volví a colocar en su lugar sintiéndome un poco mal por mi perversión. Un tiempo después ella quería ir a una fiesta de cumpleaños de una amiguita y no le dieron permiso a menos que la lleváramos Isis y yo. Aceptamos. Solo que el día sábado de la fiesta ...
... Isis con una tremenda gripe no pudo salir y me pidieron que la acompañara, solo que debía ir de hombre para cuidarla. Por la noche de ese día nos fuimos al salón donde era la fiesta. Nos sentaron en una mesa lejos de todo junto a otras hermosas muchachitas, Angélica vestía un hermoso vestido blanco cortísimo, algo holgado en la falda y se maquilló como una putilla con aretes, labios rojos y pestañas postizas, en realidad se veía muy hermosa. Muchos jóvenes pasaron por nuestra mesa para bailar con ella y platicar, yo cené y bebí ron tras ron, ebria me puse a deambular por el lugar y a platicar con quien fuera para des-aburrirme un poco, alrededor de la 1 am, el baile estaba en su apogeo y me regresé a la mesa a tomar un poco más y ver a la gente que con sus mejores ropas se divertía. Alrededor de las 2 de la madrugada me sentía entonada con todo lo de mi alrededor, me volví a la mesa y me puse a platicar con un antiguo conocido hijo de un amigo de profesión de papá, este chico de unos 24 años operaba un camión de 18 ruedas de su padre y era muy alegre, divertido y desmadroso, sabía perfectamente que casi ya de tiempo completo me vestía de mujer y que en raras ya ocasiones iba de hombre como en esta fiesta, me preguntó que por qué, le dije porque vengo con una cuñadita y se la señalé dirigiendo mi dedo índice hacia la pista. Muy guapa ¿Se llama? Angélica respondí. Un rato después ella llegó a la mesa a refrescarse un poco y los ojitos coquetos descubrieron a mi “amigo”, olvidó ...