Sueño de una noche de verano
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Primera Vez
Tabú
Autor: Femmefatale969, Fuente: xHamster
No hacía ni diez minutos que había llegado del trabajo, eran como las seis, me había quitado las sandalias, andaba medio desnuda por casa para darme una ducha, cuando sonó un mensaje del móvil. Lo miré, más que nada porque lo tenía al lado, no suelo tener tanta prisa. “A las 19:30 llego a Atocha, ¿te apetece tomar algo?” Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza, incluso reconozco que me puse nerviosa. “Al final se va a presentar en Madrid”. Lo hacía con no se qué pretexto de trabajo, pero yo sabía que venía a verme a mí.Dani hacía tiempo que había desaparecido de mi vida, un antiguo compañero de trabajo con el que tuve una relación muy especial, nada de sexo ni mucho menos, ni siquiera un beso, sólo conversaciones, largas conversaciones, alguna caricia y nuestros espíritus vibrando al unínoso. Hace unos meses volvió a aparecer, me llamó, hablamos, incluso llegamos a quedar un día que vino por Madrid, un encuentro en el que mi cabeza me decía una cosa y mi cuerpo otra. Se lanzó y me besó. Yo no lo rehusé. Luego sólo algún correo, whatssup y poco más. Ahora estaba sola en Madrid, una semana de trabajo, Pedro en la playa con los críos y un revuelo de emociones en el horizonte. Contesté: “Iré. Dime hora y sitio”.Me metí en la ducha. Me hacía falta, estaba sudando y acalorada. El agua refrescante fue un bálsamo para mi cuerpo, pero no para mi corazón que estaba ardiendo. Dejé que el agua acariciara mi piel y mis manos se deslizaron suavemente por todo mi cuerpo, mis muslos, mi ...
... vientre, mi pubis, mi pecho. Noté mis pezones ligeramente enhiestos, me acaricié, me pellizqué un poco, entonces dirigí el chorro de la ducha a mi vulva, note la fuerza del agua. Era agradable. Con la mano libre me acaricié buscando el clítoris. Empecé a jadear levemente, seguí un rato hasta que mi jadeo se tornó más fuerte y las sensaciones que experimentaba se convertían en mucho más intensas. Seguí y seguí, no podía parar, hasta que noté como una ola de placer inundaba mis entrañas y un pequeño flujo mucoso salía de mi vagina.Dejé caer la ducha y sentí que las rodillas se me doblaban, mientras jadeaba con fuerza. Tardé unos instantes en recuperar el control, me puse la toalla alrededor del cuerpo y salí hacia la habitación. Miré el móvil de nuevo: “Eres fantástica. A las19:45 en la consigna de la estación”. Eran las 19:00, apenas me daba tiempo a arreglarme y a llegar.Me puse un vestido de algodón por encima de la rodilla que a Pedro le encantaba, porque según él me realzaba las tetas, que yo tenía la impresión de que eran más bien pequeñas. Sin embargo, no me puse sujetador, que siempre rellenan un poco y parecen algo más. Me arreglé, me pinté un poquitín, me puse las sandalias rojas de tacón y me fui a la calle. En el espejo del ascensor me miré detenidamente. Mayor, sí, pero aún deseable. No pude evitar un escalofrío por mi espalda al recordar a Pedro y a los niños.Llegué a la consigna de Atocha a las 19:50, allí estaba Dani, de espaldas a mí, espalda ancha, camisa blanca, ...