Fui a un motel con el chico de Grindr - Relatos Eróticos

Fui a un motel con el chico de Grindr

... quieras conmigo papi. 

Sonrió y me levantó de golpe, me dijo que me pusiera en 4 , mientras yo lo hacía, él sacó de su mochila unos condones y un bote pequeño de lubricante, los dejó en la mesita del cuarto.
Abrió mis nalgadas haciendo a un lado la tanguita negra y empezó a lamerme el ano, fue una sensación que nunca había experimentado, un calor recorrió todo mi cuerpo mientras empecé a gemir por instinto

Yo: Si papito, que rico me comes el culito
El: Sabía que serías puta pero no imaginé que tanto 
Yo: Es que nunca creí que alguien me viera con los ojos con los que me estas viendo.
El: Tranquila, que lo pasaremos increíble.

Acto seguido metió un dedo en mi colita, solo me límite en gemir, su dedo entró super fácil después de la dilatada qué me había dado con su lengua; siguió metiendo y sacando el dedo, luego lo hizo con dos y hasta tres dedos, yo solo le rogaba que no los sacara, que estaba muy cachonda (en este punto ya no me importaba hablar de mi mismo en femenino)
Paró un segundo y dijo:

-Ahora si putita, vas a ver lo que es sentirse mujer

Se puso un condon y acercó su verga hasta la entrada de mi colita que estaba bañada en lubricante; al empezar a empujar la cabeza me dolía mucho, y le pedía que fuera lento, afortunadamente hizo caso y muy poco a poco fue metiendo su verga en mi colita, yo cada vez le paraba más las nalgadas deseando tener toda esa verga dentro de mi hasta que el dolor se convirtió en gusto, ahí fue cuando sentí sus huevos chocar ...

... con mis nalgas, quedándose quieto unos segundos

Yo: Papito, ya está toda adentro?
El: Si bebé, pero quiero que tu culito se acostumbre primero
Yo: No tardes que se siente delicioso

Pasaron unos 20 segundos cuando empezó a meter y sacar la verga muy lentamente mientras me agarraba la tanga hacia arriba y me decía lo perra que era

El: Pero que culito tan rico, tan apretado
Yo entre gemidos: Es tiro papito, no ves que eres el primero en romperlo?

Eso lo calentó demasiado y sus embestidas subieron de fuerza y rapidez, cada vez más duras hasta que paró y me dijo que quería verme de frente, por lo que sacó su pene de mi ano y me volteó poniéndome los pies en sus hombros, yo solo me dejaba llevar, le pedía más y más verga, que me hiciera suya siempre.
Voltear al espejo fue el punto más caliente de esa tarde, me vi con lencería aun puesta mientras un hombre me estaba dando verga, no puedo explicar lo rico que sentía el sentir como ese desconocido se había apoderado de mi cuerpo.

Comenzó a subir el ritmo y me dijo muy caliente

-Te los quiero echar en el estómago ¿puedo zorro?

Yo con un genio ahogado le dije que si, inmediatamente me la sacó, se quitó el condon y me aventó toda su lechiga calientita, fue tanta la fuerza que llegó hasta mi pecho manchando el top, se quito de en medio de mis piernas y me dijo al oído:

-Para que veas lo que se le hace a las patas como tú.

Sonrei totalmente bañado en su semen y me fui al baño, me bañé pensando en lo que había ...