1. Lo que hubiera sido (2ª parte)


    Fecha: 20/04/2018, Categorías: Hetero BDSM Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... Se despojó de su playera negra, quedando solo en bra y pantalón– Estoy caliente como no te imaginas… mira –se alejó un poco de mí, para quitarse su pantalón de mezclilla y mostrarme unas bragas que evidenciaban la abundancia de humedad. - ¿Estas segura? –le pregunté devorándola con la mirada mientras me quitaba mi camisa, quedando desnudo ante ella, con la verga apuntando al cielo. - ¿Por qué siempre me preguntas eso si ya sabes que me puedes tratar como a la peor de las putas? –me soltó cuando se desprendía de la poca ropa que tenía, dejándome ver su cuerpo desnudo y dispuesto - Siempre es bueno estar seguro –le respondí, estático ante la visión de tan hermoso espectáculo. Me sonrió con lujuria y también permaneció parada - Soy tuya cabrón, para que hagas lo que gustes, sin importar cuanto te implore que pares –sentenció llevando su mano a su vagina y comenzó a masturbarse lentamente - Si tú lo dices –me acerqué a ella y le solté una cachetada firme. Instantes después la bese. Ella seguía masturbándose y me sonrió. Le propiné otro cachete y ella gimió de placer. La besé con brío y la empujé con violencia hacia la cama– Voltéate y ponte como la perra que eres. Obedeció al momento y sin esperar más, se la clavé de un solo golpe y hasta el fondo. Sólo sentir mi miembro dentro, comenzó a moverse ella misma. Me apretaba riquísimo. Acompasé mis movimientos a los de ella, mientras, de vez en vez le soltaba una fuerte nalgada, que agradecía con un gemido de auténtico placer. ...
    ... “Tócate para mí”, le ordené y al instante su mano se dirigió a su clítoris. Me incliné sobre ella para apoderarme de sus bamboleantes ubres y amasarlas con lacerante fuerza. Por momentos, pellizcaba sus pezones y tiraba de ellos hacia abajo hasta que no podía más. Elena se dejaba hacer y eso me encantaba. Soltaba pequeños golpes sobre ellos y pellizcaba aún más fuerte. Tiraba, golpeaba. Ella sólo gemía y soportaba mi peso y mis envites. Al poco rato de maltratar sus pechos, me separé un poco de ella, sin sacarle la verga ni dejar de bombearla, aunque sí disminuí el ritmo. Su vagina era un charco que me inundaba los muslos. Comencé a nalguearla. Firme y continuo. Un golpe a cada una, alternando. “Me vengo mi amor, sígueme pegando” me dijo entre gemidos, mientras la mano que se encontraba tocándose aumentó el ritmo. No tardó mucho en terminar gimiendo como toda una puta. Yo me separé de ella y la dejé disfrutar de ese orgasmo, que, al conocerla tanto, adiviné que era intenso y, pese a que quería ligarlo con otros y poder obtener yo el mío, la deje ser. Instantes después, me volteó a ver y me dijo “gracias” a lo que le respondí hundiendo mi cara entre sus piernas para beberme sus jugos. Ella me dejo hurgar con mi lengua en sus adentros, mientras soltaba, de repente, pequeños gemidos. Cinco minutos después me despegué de ella, para, ahora yo, obtener mi muerte chiquita. Ella mantuvo sus piernas abiertas, ofreciéndome descarada y obscenamente su intimidad. Amo que sea tan zorra, tan ...
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