Vacaciones en Mallorca (II)
Fecha: 22/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... los tamaños y colores. Tordos, estorninos, gorriones, palomas monteras, aves rapaces y demás, que dada la profusión de insectos, no pasan hambre. El Castillo es una construcción cilíndrica- tal vez el único castillo cilíndrico de Europa- de tres plantas y tres torres, a la que se suma la Torre del Homenaje, adosada por un puente fijo. Un patio con aljibe y galerías que conducen a las celdas, utilizadas por el Museo de Palma, para albergar todos aquellos elementos históricos, que se rescatan en especial cuando se acometen nuevas construcciones en la Ciudad y son hallados restos que se consideran con aquella denominación. Desde su amplia azotea no sólo se ven la Bahía y la Ciudad de Palma, sino que también se puede ver gran parte de la isla. En la época de la conquista se usó como Residencia Real, en los años de la Guerra Civil fue prisión. Todas sus dependencias son visitadas por turistas, salvo la Torre del Homenaje, por razones que voy a exponer. Desde su acceso sobre la azotea del Castillo, las escaleras que van hacia arriba, comunican hacia seis mazmorras- dos en cada piso- con rejas y de pequeño estar absolutamente vacío; su azotea no ofrece seguridades, dado que su baranda es de escasos 50 cm. Del nivel de entrada hacia abajo es una lúgubre escalera que llega a un piso de madera, sobre el que puede verse una trampa también de madera; se levanta con una pesada anilla de hierro y otra pequeña escalera del mismo material, conduce a una estancia de 3 por 3 metros ...
... aproximadamente, con una mesa, una silla y una diminuta cama de todo de un rústico estilo frailero, y una cruz desnuda, lo que nos quisiera dar la idea, que allí habitaba el carcelero o el fraile del lugar. Nos da la pauta que no se trata de otra mazmorra, pues el cierre de la trampa es una artesanal traba de madera, que cierra sólo desde dentro. Fresco y oscuro lugar, con luz que se filtra a través de unos ventiletes verticales agujereados en las gruesas paredes y casi a nivel del foso circundante. La cama no tiene colchón ni ropas para cubrirla, no obstante se nos ocurrió que sería una buena ocasión para el disfrute sexual. Del dicho pasamos enseguida al hecho y en pocos segundos estábamos en cueros. Las remeras, los shorts y hasta las gorras, fueron puestos a guisa de colchón. Debimos esforzarnos en caricias y franelas del más subido de los tonos, a fin de lograr una lubricación adecuada para la penetración. Comencé mi franeleo por su pecho, tetas cuyos pezones se erigieron de inmediato, culo, y dediqué especial atención a sus labios vaginales y al abrirse estos, a su clítoris. Humedecida que estuviera su cachufleta, arrimé a su entrada lo que ya era un hierro candente, una verga más enervada que en los días anteriores, costándome poco esfuerzo llegar hasta lo que siempre he creído que es el fondo del asunto (iluso de mí). La relajación propia de estar de vacaciones; a sabiendas que nadie nos puede molestar - un lugar cerrado por dentro, con pocas posibilidades de acercamiento de ...