Vacaciones en Mallorca (II)
Fecha: 22/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... intrusos-, un ambiente fresco y semioscuro, permitió que nuestro juego amoroso alcanzara ribetes de sensación. Subidas y bajadas de su pelvis; sacada y metida de mi miembro, chupadas de pezones, besos de lengua y mutuo acuerdo para el remate final: ¡ Acabada a grandes gritos !. Breve descanso y un nuevo intento amatorio. De haberlo presumido, no lo hubiéramos intentado. Dada la proximidad del polvo anterior y de nuestra edades, no tan juveniles; a pesar de ser Maratonistas ( del amor) veteranos categoría más de 60años, llegar a una feliz acabada, (la mía, pues ella acabó dos veces) nos costó una traspirada de marca mayor; el sudor corría más que la leche y los jugos. La chota me quedó dolorida y a mi mujer, la cachucha ardiendo a fuego vivo. Ahora si que nos costó un "güevo" subir los pocos escalones hasta llegar a la salida de la Torre. Las piernas flaqueaban y las rodillas se negaban a flexionar. El aire marino nos recompuso, retomamos el descenso y en autobús llegamos casi hasta la puerta de nuestros aposentos, para entregarnos a la higiene diaria, la "fabricación" de la temprana cena, para poder salir a discurrir algunas calles céntricas de Palma, tomar una cerveza para reponer energías y dormir unas ocho horas, con el fin de volver a las andadas, al día siguiente. La visita al Palacio de la Almudaina, nos provocó ganas de follar. Las adornadas habitaciones reales y los orlados baldaquines que cubrían las amplias camas, cubiertas con antiguos y valiosos cubrecamas; ...
... presintiendo el fru-fru de sus sábanas y la sensación de levedad de su colchón, nuestras miradas pedían revolcones en ese preciso instante... mas ello no era posible, teniendo a la vista la cantidad de turistas que por allí merodeaban. Finalizada esa visita, nada más que cruzar nos enfrascamos en el Museo Catedralicio y la propia mística del lugar, apaciguó los deseos carnales. El regreso a la Argentina puede durar de algo mas de 30 horas, hasta 48 o más horas. Si las combinaciones aéreas son coordinadas eficientemente o si hay que salir de la isla en barco y luego trasbordar al tren hasta Madrid, queda ese margen a veces impredecible. Entre esperas en estaciones y/o aeropuertos, suele acometernos el deseo, que no siempre puede ser satisfecho. Mi mente elucubraba el mismo proyecto del que habíamos gozado en el viaje de ida (polvazo en el asiento del avión, sin mirones a la vista) y el recuerdo de esa sensación, puso al "mango" mis testículos y mi chota. Mi mente casi no era capaz de frenar tales deseos; recorriendo las instalaciones de la Estación de Valencia, donde esperábamos el tren proveniente de Barcelona, que nos depositaría en Madrid, encontré que en los baños no había personal de limpieza ni de vigilancia. Hora de poco tránsito y tráfico, era casi natural toparse con poca gente. No fue difícil escabullirse en el baño de damas, con previo acuerdo a una amatoria sesión de emergencia. Pantalones en los tobillos, me siento en el inodoro; afuera sus pantalones y sus bragas, ...