La chica del Súper y su novio
Fecha: 23/04/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos
... su culo, como si quisiera que lo penetrara más aún. Le dije al chulito: —Ya más no te puedo hacer, que hasta te he desvirgado el culo chaval; ahora si eres tan amable vete a tu dormitorio y déjanos a las dos solas, que María José se sienta relajada estando a solas, ¿vale? —Sí, claro Margarita —dijo pedro algo confuso tras la experiencia. La dos solas, María José se desnudó completamente y se dio una ducha. Al volver se tiende en el suelo y mirándome me dice: —Estoy un poco piripi y nunca he estado con una mujer, así que llévame al más allá como has hecho con pedro. —Te llevaré más lejos, chica mala. La acaricié de pies a cabeza como si ella fuera de porcelana, se chochito era precioso, su vello recortado era un melocotón de pelitos negros, el cual no tocaba en mis pasadas, provocando que, al rozar el interior de sus muslos, su sexo se inflamara y sus pliegues íntimos salieran al exterior al compás de contracciones de su vientre… Le abrí más las piernas, me miró a los ojos y después cerró los suyos apretándolos. Metí mi melena pelirroja entre sus piernas rozándola con el interior de sus muslos. Sin aviso le metí en la raja mi larga lengua y la paseé de arriba abajo y de abajo arriba repetidas veces, hasta que comenzó a chillar de gusto. No podía yo aguantar tanto placer y le mordisqueé los labios externos como si yo fuera una ardilla. Lugo le aplasté el clítoris con mi lengua hasta que se corrió con un chorro cálido; lo saboreé en mi boca y como caviar ...
... salado lo tragué, unnnn que rico su coño. Al día siguiente fui al súper a las once de la mañana, no quería encontrarme con su novio, solo con ella. Al verme se puso nerviosa pero me sonrió muy feliz, le dije: —A la hora de salir dile a tu novio que no te recoja, te estaré esperando en el parquecito de ahí al lado. Dame tu teléfono por si me surge algo. —Vale Margarita, tía, me has enamorado o algo así. Cuando llegué al parquecito me bajé las bragas de encaje por debajo de la minifalda, les hice una foto con el móvil y se la mande a María José diciéndole en el texto: —Estoy desnuda para ti. Llegó a las dos y cuarto, nerviosa, la llevé detrás de unos arbustos muy frondosos, la puse de rodillas, me subí la minifalda y separe las piernas, mostrándole a María José mi chocho con el vello a medio crecer, ¡que gusto enseñarle el coño estando ella a mis pies!, le dije: —Anda, cómetelo, pero bien. Me devoraba, me sorbía los fluidos y me mordía el pubis. Me corrí con un chorro intenso de flujo que rego su cara, después saqué mis bragas del bolso y le seque la cara con ellas y me las puse otra vez. Ese fue el quinto día, el sexto fuimos a un hotel donde estuvimos haciendo el sesenta y nueve toda la tarde. Nuestros cuerpos se abrazaron sintiendo el calor de la piel la una de la otra, me sentí muy bien. Ayer fuimos a la playa nudista, no nos bañamos porque ya ha refrescado para nuestro gusto, pero nos acariciamos desnudas al sol escuchando música del móvil. (C) {Margaryt} 2017