1. Ana 8, el sobrino obsesionado


    Fecha: 24/04/2018, Categorías: Incesto No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... me hablaba con más confianza, éramos casi amigos. Me confesó que tenía una relación con un tipo casado, que además estaba a punto de ser padre. Yo me moría de celos, pero también me excitaba. Desde que conocí a tía Ana, la idealicé. Para mí era un ángel, pero saber que se acostaba con un hombre casado me hizo verla de otra manera. En mis fantasías, ya no le hacía el amor con ternura, desprendiéndole la ropa despacio, recorriendo su cuerpo con mis labios, dándole besos en cámara lenta, sino que la agarraba por la fuerza, la tiraba boca abajo, le bajaba los pantalones y la culeaba en el piso como a una puta. La ternura que sentía por ella, se mezclaba con una lujuria incontrolable. Quería verla. Necesitaba verla, saber qué ropas llevaba puesta, sentir su olor, tocarla, aunque sea sólo en un roce. Me pasaba horas viendo las fotos que subía a Facebook, en todas estaba hermosa, un ángel diabólico que enloquecería a cualquiera. Pero no me podía conformar con eso, así que le repetí la pregunta que le había hecho días atrás. “podrías darme clases de violín” le puse en el Messenger. “jajajaja” contestó ella. “¿Qué pasa, porqué te reís?” le dije, confuso. “…” fue su única respuesta. “¡qué!” insistí yo. La ventana del chat me indicaba “Ana está escribiendo”. Tardó bastante en enviar la respuesta. Yo estaba nervioso, porque intuía que mi tía ya sabía que estaba loco por ella. Cuando por fin mandó el mensaje, noté que era mucho más corto de lo que debería, de acuerdo al tiempo que ...
    ... estuvo escribiendo, lo que significaba que borró y volvió a escribir varias veces. Miré el mensaje, sin leerlo, con temor de conocer su contenido, pero finalmente lo leí. “Mirá, pendejo, vos no querés aprender a tocar el violín, vos me querés coger, así que mejor no preguntes más eso” Fue como un balde de agua fría. Me partió el corazón. Me desconecté y me fui a intentar dormir, tapándome con las sábanas hasta la cabeza, como queriéndome proteger de mi propia estupidez. Estuve varios días deprimido, sin encontrarle sentido a la vida. Me di cuenta que estaba obsesionado con tía Ana, y que lo mejor era olvidarse de ella, si no, enloquecería. Pero la misma noche en que pensaba en eso, me llegó un mensaje de ella. “Hola” me puso. Cambié de ánimo inmediatamente al ver ese escueto mensaje. ¿Acaso no estaba enojada conmigo? La idea de olvidarme de ella se esfumó, y la tristeza desapareció. “Hola Ana” le puse. Nunca le decía tía, eso sólo lo decía en mi mente, porque el parentesco que nos unía era uno de los motivos por lo que estaba tan caliente con ella, aunque claro, si no fuese mi tía, igual la desearía. “Disculpá si te traté mal el otro día, pero es verdad lo que dije ¿o no?, y para evitar problemas es mejor que no sea tu profesora” Esta vez fui yo el que tardó en responder, y luego de varios minutos le puse: “Tenés razón, además soy tu sobrino, y soy un pendejo” “No sos un pendejo, yo tengo un amante más o menos de tu edad, pero me trae muchos problemas, por eso te digo”. Su ...
«1...345...12»