1. Ana 8, el sobrino obsesionado


    Fecha: 24/04/2018, Categorías: Incesto No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... sinceridad me dejó perplejo. ¿Así que además del tipo casado se acostaba con un pendejo como yo? La tía no dejaba de sorprenderme. Nuevamente morí de celos, y nuevamente tuve una fuerte erección. “Vos siempre me dejás sin palabras” le escribí. “jajaja” río ella, y envió un emoticón de carita sonriente. A partir de esa noche comenzamos a hablar con una franqueza sorprendente. Más que amigos, parecíamos confidentes. Aunque yo no tenía mucho que contarle, ella, en cambio, tenía montón de historias. En general, hablábamos de noche. A mí me gustaba hacerlo así, porque durante el día no respondía tan rápido los mensajes, aunque algunas noches, principalmente los fines de semanas, no me respondía, y yo enloquecía imaginándola cogiendo con el tipo casado, o con su amante adolescente. Una de esas noches, estaba encerrado en mi habitación, pensando qué mierda haría de mi vida, mientras una fuerte lluvia caía sobre el techo. Entonces ella me escribió. Cuando ella iniciaba la charla me ponía muy contento. Nos contamos cómo fue nuestro día, y después empezamos una conversación más íntima. Había cosas que quería preguntarle hace rato, así que lo hice: “quizá me estoy desubicando, pero quería preguntarte…” “Dale, pregúntame” me animó ella. “No te sentís como una puta cuando te acostás con el tipo casado?” apenas envíe el mensaje, supe que me había propasado. Tía Ana tardó en responder, y nuevamente el mensaje fue escueto. “Sí, me siento como una puta, pero me gusta” Otra vez sorprendido. ...
    ... “¿te gusta?” “Sí, me gusta. En realidad, no es que me sienta una puta. Esa es una palabra que inventaron los machistas de mierda, pero me gusta cogerme a los tipos que quiero” “¿Y te cogés a muchos tipos?” le pregunté, e inmediatamente empecé a acariciar mi verga. “No sé si a muchos, pero digamos que soy bastante calentona” Me encantaba su honestidad, decidí poner a prueba hasta dónde llegaría a confesarse. “¿y el tipo ese casado, te coge bien? “Bastante bien, sabe chuparla, y dura bastante, siempre me hace acabar” “que hermosa sos Ana” le escribí. “jajajaja” “¿te gusta que te acaben en la cara?” “jaja, que curioso mi sobrinito. Sí, me gusta, pero más que nada por la sensación de saber que el otro disfruta al hacerlo. ¡Y no me la trago ni loca! “¿y el pibito con el que te encamás, qué onda? A esas alturas parecía que ya podía preguntarle cualquier cosa. Me encantaba tener esa intimidad con mi tía, era casi como acostarme con ella. “El pibito, es alumno mío, la pasamos muy bien, tiene algunas cosas que aprender, pero ya le voy a enseñar” “La otra vez me dijiste que te traía muchos problemas tu relación con él, ¿a qué te referías? “mmm, si querés te cuento, pero esto sólo queda entre nosotros” “obvio Ana, podés confiar en mí” “Facundo se llama el chico. Resulta que Facundo, una vez, perdió su celular, y ahí tenía guardado todos nuestros mensajes, fotos, y demás cosas…” “¿Y…?” pregunté, ansioso. “Y… que el celular fue a parar a manos de unos pendejos que me extorsionan, me dicen ...
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