1. Le doblo la edad y sin embargo...


    Fecha: 08/09/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Adriana, Fuente: CuentoRelatos

    Soy una mujer ya madura, me falta poco para llegar a los 50 años. Pese a ello mantengo mi cuerpo en forma porque desde muy joven estoy acostumbrada a las dietas y al gimnasio. Mi cabello es rubio, tengo pechos que se mantienen firmes igual que mi trasero, y como entenderán, me considero atractiva. Pues bien, la cuestión es que hace ocho meses me divorcié de mi marido por cuestiones que no vienen al caso. Todo ese tiempo no estuve con ningún hombre, y la verdad que más pasa el tiempo, más me doy cuenta de que lo necesito. Hasta que hace poco tiempo ocurrió algo que me cambió la vida. Les contaré.
    
    Un sábado me invitaron a cenar Daniela y Carlos, un matrimonio amigo, ambos de mi edad. Fuimos a un lugar elegante, y después decidimos ir a una disco a tomar una copa antes de irnos cada uno a su casa a dormir. Hacía años que no entraba a un lugar así. Pues allí nos encontramos con Gabriel, el hijo de Daniela y Carlos. Tiene 25 años, practica rugby de modo que tiene un cuerpo fenomenal. El chico estaba triste porque se había peleado con su novia, y lo que menos quería esa noche era conversar con tres personas adultas. Pero yo suelo ser una mujer muy divertida, hice algunas bromas y le cambió el humor. Tanto que me invitó a bailar un poco.
    
    A las risas, acepté. Esa noche yo llevaba un vestido rojo, de finos breteles, escotado y algo corto, la verdad es que me veía muy bien y poco me importó lo que pensaran quienes me observaban bailando con alguien mucho más joven que ...
    ... yo.
    
    Bailamos largo rato. Daniela y Carlos nos avisaron que ya era hora de irnos, porque tenían sueño, y me sorprendió escuchar a Gabriel que decía “si Adriana acepta, nos quedamos un rato más y después yo la acompaño hasta su casa”.
    
    Por supuesto acepté encantada. Yo también necesitaba divertirme. La cuestión es que seguimos juntos toda la noche y terminamos desayunando a la madrugada en un bar muy agradable. Después me llevó en su auto hasta mi departamento. Una vez en la puerta y antes de despedirnos, Gabriel me agradeció todo lo que había hecho por él, me dijo que estaba muy mal de ánimo, se sentía solo, y que yo lo ayudé a salir de eso. Le aclaré que él también me había ayudado a mí, que yo también estaba sola.
    
    Me miró intensamente. Y me dio un beso. Yo respondí con otro. En ese momento me olvidé de que era hijo de un matrimonio amigo, me olvidé de la diferencia de edad, me olvidé de todo. Sólo pensé que él era un hombre y yo una mujer que hacía mucho tiempo no tenía sexo. Y descubrí que mis ganas de él eran muy intensas. Entramos a mi departamento besándonos y acariciándonos. Gabriel me hizo recostar sobre un sillón, me cubrió de besos todo el cuerpo, llegó a mis piernas, subió mi vestido e hizo a un lado mi tanga. Fue directo a lamer mi vagina. Uh, le agradecí con un gemido de placer. Hacía mucho que no sentía una lengua allí en mi intimidad, y me encendió hasta hacerme arder en un segundo.
    
    Gabriel tenía una lengua maravillosa y la sabía usar. Lamió y mordisqueó mi ...
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