EsposasPerfectas.com - Cap 8 - Relatos Eróticos

EsposasPerfectas.com - Cap 8

... afortunadamente de momento tu agenda no tiene permitido actividades sociales dentro y fuera de la casa, dado que no te encuentras preparada para semejantes cosas importantes querida... si lo hicieras tu marido seria el hazme reír de la sociedad francesa.

Riéndose las tres al unísono y continuar

—eso no lo podemos permitir, nuestro buen nombre, buen pasar, y por sobre todo nuestro prestigio esta en juego, por ello aprenderás la ciencia del cuerpo, cómo sentarte sin mover la espalda, cómo caminar en tres tiempos, cómo inclinar la cabeza sin perder el equilibrio de la tiara. Aprenderás la ciencia de la voz, en cómo responder con brevedad, cómo reír sin estridencia, cómo callar, cuando callar es obedecer. Aprenderás la ciencia del gesto, cómo sostener la mirada, cómo bendecir con la mano, cómo aceptar sin deseo y rechazar sin palabra, como comunicarte sin palabras. Jamas olvides llevar tu Evantail (abanico), dado que este será tu mejor mejor amigo, por ej. si no deseas hacerte pis en medio de un salón como este, ¿comprendes querida?

— si siii contesto, escuchando mi voz muy diferente a la anterior y una punzada y dolor fuerte en mis cuerdas vocales.

Las tres se ríen de mi, para luego decirme ella nuevamente.

— Mal muy mal querida, nadie te ha dado permiso para hablar y eso debes ganártelo, una esposa no habla sin permiso de su marido o en este caso el nuestro, grábalo en tu vacía cabeza.

Céline toma la palabra —Serás instruida en la obediencia como ritual. ...

... Ante tu esposo, deberás mostrar la sumisión perfecta; ante la servidumbre, una majestad distante; ante el mundo, la serenidad impenetrable de una duquesa. La duda, el capricho, la queja, todo será arrancado de tu semblante.

Finalmente Giselle, la más joven y bonita, concluyó con un murmullo casi solemne — Cada respiración tuya será examinada. Cada movimiento, juzgado. Hasta que ya no quede en ti nada ajeno a la perfección de este linaje."

Las tres se inclinaron, cerrando el círculo a mi alrededor, tu horario de desayuno ha terminado, querida. Así comprendí cual era el rol de mis tutoras, y quienes tenían ahora el mando.

Con las puertas aún abiertas Giselle golpea las manos y un ejercito de criados levantan todo de la mesa, mientras me ayudan a levantarme. Me ordenan que las siga, mientras los criados de hacen a un lado para dejarnos libre el paso hacia el salón de instrucción, que afortunadamente se encuentra tras uno de los espejos.

Al ingresar, si bien es amplio, lo veo simple y despojado de muebles salvo por los altos espejos que cubrían las paredes, una gran biblioteca en una de las paredes y cuadros de mujeres antiguas.

El suelo de mármol pulido devuelve cada paso, cada roce, amplificando el eco de los movimientos. Allí fui conducida por las tres damas.

Allí dentro realmente comienzo a conocerlas a cada una, La mayor esMadame Odette d'Aubigny, viuda y refinada, pero muy exigente, ella es quien golpea el suelo con el extremo de su bastón de marfil para ...