1. Un vecino de aúpa (1)


    Fecha: 05/10/2025, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me gusta tomar el sol en la pequeña terraza que cubro con plantas para que actuen como pantalla protectora de miradas indiscretas. Porque me gusta tomar el sol de forma casi integral. En estos momentos de relax me visto solamente con un pequeño tanga de nylon celeste que me permite dorar la práctica totalidad de mi piel. Me gusta llevar esta ligera pieza de tela casi transparente porque no impide que el sol me caliente casi totalmente.
    
    Pero la tranquilidad que disfrutaba durante el mes de junio se vio alterada en julio por una visión en el terrado que da justo enfrente de mi terraza. Este terrado, por el que se accede por una pequeña puerta, está desnudo de cualquier aditamento, excepto la celosía verde de una pequeña ventana, y durante todo este tiempo estaba presidido por una tumbona siempre vacía. Rodeado por el cemento de las casas vecinas, prácticamente se hace invisible a miradas indiscretas, excepto las de mi terraza.
    
    Pero llegó julio y mi vida sufrió un cambio importante. La tumbona empezó a estar ocupada por el vecino del ático que se halla enfrentado al mío. Un vecino nuevo de bien ver. Alto, musculoso, pelo rubio y rizado y ojos azules. Un pedazo de hombre del que sospechaba que era gay y que tuvo la feliz ocurrencia de subir a tomar el sol enfrente mío. Me había espiado alguna vez sin que yo me diera cuenta? No lo se, pero, día a día, se fue convirtiendo en mi obsesión. Era un claro exhibicionista que fue elevando el grado de mi interés durante los ...
    ... primeros días de julio. Si al principio utilizaba un traje de baño normal para sus sesiones de sol, al finalizar junio empezó a reducir el tamaño de la pieza hasta límites de infarto. Creo que, en uno u otro momento, se dio cuenta que yo hacía lo mismo al otro lado de la calle y decidió descararse. Y en estas llegamos a medio mes de julio. Y a una nueva mañana.
    
    Tal como esperaba, apareció mi vecino de enfrente pera dirigirse hacia la tumbona en la cual solía tomar la ración de sol diaria. Iba descalzo y solo llevaba un ligerísimo tanga rosado que permitía adivinar, casi ver a pesar de la distancia, el contorno del pene. Como acostumbraba, con la mano izquierda colocaba el paquete en buen sitio mientras se echaba en la tumbona bocabajo para que el sol incidiera libremente en toda su figura. Desde mi posición podía observar el atractivo conjunto con especial atención a ambos cachetes, ligeramente separados por la delgada tira del tanga que, por el color, casi se confundía con la piel.
    
    Por mi experiencia diaria, sabía que estaría en esta posición una media hora y ello me permitió hacer un par de cosas pendientes en casa antes de volver a mi punto de observación. Efectivamente, al cabo de una media hora se giró para que el sol le diera en el frente. Ahora, con la mano derecha contuvo el paquete, que estaba bamboleando en su fino contenedor rosado, para que el pene quedara finalmente en posición plana sobre su bajo vientre. A esperar otra media hora, mientras ahora, con los ...
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